Analizan potencial del hidrógeno eólico en Magallanes y sus posibilidades de desarrollo

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El director e investigador del CERE UMAG, Dr. Humberto Vidal, expuso sobre las proyecciones de la generación del hidrógeno en Magallanes.

Un primer acercamiento tuvieron el pasado jueves 26 de septiembre, el mundo de la Academia y representantes del sector público y privado de la región en torno a las proyecciones del desarrollo del hidrógeno en Magallanes a partir de la energía eólica, una iniciativa que impulsó la Facultad de Ingeniería de la UMAG con el objetivo de aportar visiones a la discusión, analizar su potencial y explorar la posibilidades de cooperación para una eventual producción de este elemento dentro del mercado energético local.

La instancia, se llevó a cabo a través de un seminario denominado “Hidrógeno eólico. Desafíos y Oportunidades” en el cual participaron, como relatores, académicos e investigadores del Centro de Estudios de los Recursos Energéticos (CERE-UMAG), el Centro de Economía del Hidrógeno de la Universidad de Santiago (USACH), la planta experimental de hidrógeno de Pico Truncado, Argentina, el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) de España y, también, del Ministerio de Energía.

Carlos Arias, decano de la Facultad de Ingeniería de la UMAG, explicó que “éste ha sido un seminario muy dirigido porque dentro de la Facultad tenemos interés en ver las posibilidades de desarrollar o generar hidrógeno en base a la energía eólica. El punto aquí es cómo aprovechar mejor nuestro potencial eólico en la región que, por todos, es sabido, que es muy alto; o cómo explorar una forma, en definitiva, de industrializar el viento, en términos más coloquiales”.

Según explican desde el CERE, el hidrógeno es un gas con una muy baja densidad y hay que comprimirlo y almacenarlo de forma eficiente, lo que no es barato; menos aún si se decide pasarlo a un estado líquido (licuefacción). Sin embargo, tiene una autonomía mayor y tiempos de carga menores que las baterías eléctricas y -a diferencia de los combustibles fósiles- sin emisiones de CO2.

La producción de hidrógeno verde, consiste en tomar agua, la cual, luego de un proceso de electrólisis, genera oxígeno e hidrógeno, lo que requiere una gran cantidad de energía. Actualmente, cerca del 96% del hidrógeno del mundo se extrae a partir de combustibles fósiles (gases naturales, hidrocarburos líquidos y carbón) y sólo el 4% del agua. Pero esto está cambiando, radicalmente, gracias a la disminución del costo de las energías renovables, por ende, hoy en día, la energía requerida para este proceso es suministrada por fuentes renovables.

En ese sentido, sostienen que la región presenta altos potenciales de energía eólica y una ubicación estratégica para una posible exportación futura de energía bajo la forma de hidrógeno si la proyección fuera a gran escala. Si se apostara a una escala menor se podría analizar la aplicación directa en la generación de un combustible alternativo, para el trasporte terrestre, en una primera instancia.

“El tema de generar hidrógeno a partir de cualquier otra fuente, incluyendo la energía eólica, no es nada nuevo, no es que vayamos a investigar de eso, eso está bastante claro. El tema es incursionar o explorar y, como Universidad, tenemos esa misión: ¿cómo se podría hacer? ¿Cuáles serían las condiciones económicas que permitan que en esta región se genere un desarrollo basado en esa tecnología?”, añade el decano Arias.

La profesor Mabel Herrera compartió la experiencia de la producción del hidrógeno en la planta experimental de Pico Truncado, en la Patagonia Argentina.

Una de las experiencias compartidas y que puede servir de aporte para este análisis a nivel local, fue la de la profesora Mabel Herrera de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Argentina, quien dirige la planta experimental de hidrógeno en Pico Truncado, provincia de Santa Cruz. “Desde el 2007 a esta parte, hemos probado, hemos visto los prototipos y en mi faz más personal, tengo mi auto convertido a GNC más hidrógeno, hemos comido comida cocinada con hidrógeno, se puede calefaccionar, se puede utilizar en una pila de combustible para volver a generar electricidad en sitios aislados y otra gran experiencia que hemos tenido es poner un equipo de estas características en la base Esperanza de la Antártica”, enfatizó, refiriéndose a los variados usos potenciales del combustible.

Al año 2016, según información del INE, del total de vehículos en circulación en la región correspondiente a 67.085, un total de 62.001 caen en la clasificación de “catalíticos, ecológicos, eléctricos y gas”. Para el CERE, esto implica que existe un buen nicho de beneficiarios finales que podrían mejorar la sustentabilidad del transporte terrestre, mediante el empleo de hidrógeno verde en las mezclas de combustible, y sumado a esto, la posibilidad de ir generando una “conciencia” regional” del uso del hidrógeno como combustible limpio, cero emisiones, dando a conocer las amplias posibilidades de aplicación, y a gran escala su posible exportación como vector energético, o bien, su utilización para otros productos industriales a comercializar como el amoniaco.

Proyectando un trabajo colaborativo

Es en este contexto que, la UMAG, busca explorar, en conjunto con otros centros de investigación a nivel nacional e internacional, las posibilidades de cooperación con distintos actores del ámbito de la energía y, así, evaluar proyectar su generación a nivel regional.

“Estamos recién comenzando y esto no lo podemos hacer solos, por lo tanto hemos invitado a varias entidades, entre ellas la Universidad de Santiago (USACH), colegas con los cuales estamos tratando de ver cómo podríamos generar proyectos en esa área. Ellos ya están en un proyecto a nivel nacional en el norte para el hidrógeno como combustible en los camiones del área del cobre, porque ahí hay un consumo enorme de diésel”, precisó Arias.

Siguiendo esta misma línea, el profesor de Ingeniería Química y director del Centro de Economía del Hidrógeno de la USACH, Ricardo Vega, planteó que la mejor forma de incentivar el desarrollo del “hidrógeno verde”, es la cooperación. “Información básica, diagnósticos, proyectos aislados, hay muchísimos, pero lo que falta es que integremos todo ese tipo de iniciativas y todos esos intereses con un foco, y el foco es, absolutamente, regional con el viento que está ahí, disponible, sólo hay que estructurar las instancias para llevar a cabo estos proyectos”, concluyó.