Centro de Apoyo a Víctimas busca colaborar con la Universidad de Magallanes

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Sumado al trabajo que ya se encuentra realizando la institución a través de la Unidad de Acompañamiento y Prevención en materias de acoso, violencia y discriminación, el Centro Regional de Apoyo a Víctimas dependiente de la Subsecretaría de Prevención del Delito, ofreció su colaboración para apoyar el abordaje de estos temas al interior de la Universidad en una reunión que sostuvo, recientemente, su coordinadora, Natacha Oyarzún, con el rector de la casa de estudios, Juan Oyarzo.

Tras la reunión, conversamos con la profesional acerca de la importancia de pesquisar las denuncias que se presentan y, sobretodo, lo clave que resulta, para el éxito del proceso, la primera acogida a las personas que se atreven a develar una situación de vulneración de derechos.

La profesional se reunió con el rector Juan Oyarzo y parte del equipo de gestión.

¿Cómo surge esta intención de apoyo y colaboración al trabajo que se está haciendo a nivel interno para resolver las denuncias que se presentan?

“Siempre es de nuestro interés, como Programa de Apoyo a Víctimas de Delitos Violentos, comunicarnos y relacionarnos con distintas instituciones, en este caso, con la Universidad, con la finalidad de colaborar en estos procesos de develación o de denuncia, por cuanto el programa se dedica al apoyo para la reparación de los efectos negativos de delitos, por lo tanto, es de todo nuestro interés la colaboración UMAG, a fin de proporcionar nuestro servicio, nuestro apoyo o capacitación en este tema de manera que las personas afectadas por este tipo de hechos puedan recibir un apoyo reparatorio contingente, especializado y lo más rápido posible, disminuyendo los efectos negativos del delito que se perpetúan en el tiempo si es que no se abordan”.

¿Existe este tipo de vínculo con otras universidades?

“No sé si otros Centros de Apoyo ya lo están implementando, pero sí, el Programa de Apoyo a Víctimas tiene un especial interés en lograr la vinculación con la comunidad y, en este caso, con la Universidad, porque es una replicadora de experiencias, de modo que, si tenemos una buena experiencia, podemos replicarla con otras personas que son afectadas por este tipo de hechos. Así, de alguna forma reparar, pero de otra forma también prevenir la ocurrencia de estos hechos. Por lo menos en la región, es una experiencia que nosotros vamos a proponer con la finalidad no sólo de innovar a través de este vínculo, sino, precisamente, tratar de ayudar, de apoyar en los procesos que podamos desde nuestros lineamientos como Programa de Apoyo a Víctimas”.

¿Qué es lo que conoce usted de la situación de la Universidad de Magallanes?

“Tengo entendido que ya se ha organizado, que tienen una institucionalidad, una estructura que está destinada a abordar este tipo de situaciones y que, además, hay develación de hechos que dicen relación con abusos de carácter sexual o de acoso”

¿Hay algunas líneas generales que uno deba contemplar en este tipo de situaciones como cosas que ustedes ya han llegado a la conclusión que son importantes de tomar en cuenta?

“Sí. Es vital siempre, una muy buena acogida de la persona que se atreve a develar la situación y digo, se atreve, porque no es fácil contar una situación que siempre está vulnerando la dignidad de una persona y, porque, además, el carácter sexual se presta para ciertos prejuicios o estigmas a la persona que está alegando haber sido vulnerada en sus derechos, por lo tanto, esta primera acogida, es vital, y es la que marca el trayecto que va a seguir esta persona en un proceso reparatorio integral, que puede involucrar apoyo social, apoyo terapéutico y también aspectos legales.

Si la persona no es bien acogida en este inicio, probablemente, va a desistir de seguir adelante y entonces se pueden generar nuevas situaciones de abuso sexual y no se va a romper la mecánica abusiva y, lo peor de todo, es que estas situaciones se perpetúan generacionalmente. Una persona que no recibe una reparación adecuada y después tiene un hijo, probablemente, va a repetir ciertos modelos de comportamiento que van a exponer a este hijo a una situación de abuso o de otro tipo que vulnere sus derechos en la libertad sexual”.

¿En qué etapa está esta relación con la Universidad y cuáles son los pasos a seguir?

Estamos comenzando. El Programa tiene la mayor disposición de colaborar y ofrecer nuestra experiencia. Nosotros llevamos 10 años en la región. Muchos de los delitos que atendemos tienen relación con vulneración de derechos en la sexualidad. Nuestra experiencia también está en la mirada de género, una mirada inclusiva, no sólo con el género, sino también con otros aspectos, como la discapacidad, las nacionalidades, la cultura. Esa es la disposición que tenemos, generar un buen vínculo en la medida que la Universidad necesite de nuestro apoyo, no sólo para atender a usuarios, sino también para brindar capacitaciones, especialmente, en primera acogida en victimización secundaria y en prevención de algunos hechos”.

¿Es importante que se capaciten los directivos aun cuando no sean las personas que acogen las denuncias directamente?

“Sí, porque en la medida que se trata de la persona que no tiene relación directa, tiene una mayor sensibilización y entiende la mecánica de cómo se dan ciertos hechos que, a la luz de quien no los conoce, a veces parece absurdo, o a veces no tiene explicación. Así, vamos a poder tener una sociedad que va a poder acoger mejor a una víctima, va a poder entender mejor la dinámica que está viviendo y, finalmente, este mejor entendimiento, este acceso a la reparación, trasciende en una reparación del tejido social que ha sido dañado, entonces no es sólo ver a la persona que ha develado una situación como individuo (eso desde el punto de vista reparatorio y terapéutico), esa persona, con su experiencia, también trasciende en su entorno y este entorno, que ha sido dañado por un hecho, también se va reparar. Y en la medida que nosotros tendemos a reparar el tejido social, tenemos una sociedad más sana y más comprensiva de estos hechos.

Cualquier persona debería siempre entender cómo funcionan estos hechos que hoy día se conversan, que hoy día están en los noticieros, que hoy día son tema. Pero si es tema, si uno le pregunta al común de las personas, no todos entienden la dinámica de los hechos, la importancia cultural que hoy día tienen en esta sociedad. Entonces, en la medida que nos capacitamos, vamos entendiendo el porqué, tal vez, estos hechos afectan más a mujeres que a hombres, pero que también escuchar a hombres afectados es muy importante, porque ellos tienen una carga cultural diferente. Tenemos que abrir el tema y abordarlo con equidad de género para entender las diferencias y, de esa manera, mejorar la situación”.