Experto en Educación Vincent Dupriez y desegregación escolar: “es un reto enorme, porque es sumamente difícil tener éxito”

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-En el contexto del sistema educativo de su país y en un seminario dirigido a estudiantes y docentes de Pedagogía en la Universidad de Magallanes, el especialista belga habló de las tentativas de desegregación implementadas, en particular, de las políticas de regulación de inscripciones y su impacto en la sociedad.

-Sobre la educación tradicional del sistema chileno admitió que aunque “sigue siendo un terreno, particularmente, propicio para la segregación y desigualdad (…) con la Ley de Inclusión, entre otras cosas, hay cambios que están avanzando hacia la voluntad de tener escuelas con más alto nivel de mixidad social, que pienso, es un paso hacia adelante”.


Analizar y reflexionar sobre el fenómeno de la segregación educativa desde una mirada global y también comparada con Chile, fue uno de los objetivos que trajo, recientemente, a la Universidad de Magallanes (UMAG), al académico Vincent Dupriez, especialista en Educación y profesor en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), quien, además, es investigador de la iniciativa universitaria denominada Grupo Interdisciplinario de Investigación sobre la Socialización, la Educación y la Formación (GIRSEF).

Dupriez, es autor de múltiples publicaciones científicas y libros acerca de Educación, centrando sus investigaciones actuales en el análisis de las políticas educativas en los países y sus efectos. En ese sentido, el tema de la segregación escolar aparece como una componente importante de su objeto de estudio, dado que los diversos contextos educativos se convierten en un escenario interesante para observar los esfuerzos políticos en bajar los niveles de desigualdad social en los establecimientos.

Para discutir y compartir estas ideas, y en una iniciativa del Departamento de Educación y Humanidades de la casa de estudios, el experto encabezó, este lunes junto al académico y director de Docencia, Mario Garay, un seminario con más de 50 estudiantes y docentes de las carreras de Pedagogía, instancia en la que dialogó acerca del problema de la desigualdad en la educación mirando la experiencia belga en los últimos 20 años y su foco en los intentos de desegregación en las escuelas por parte del Estado.

Uno de los tópicos resaltados por Dupriez es que pese a los esfuerzos realizados  en la aplicación de diferentes criterios a lo largo de los años en lo que refiere a la regulación de las inscripciones (por orden de llegada, prioridad para niños/as vulnerables y factor geográfico), su efecto en la caída de la segregación es muy bajo, por lo que continúa siendo un tema muy complejo de resolver, y no sólo en Bélgica, sino que también en otros países donde se han implementado políticas en esa dirección.

¿Puede haber políticas eficaces en desegregación?, ¿Qué hay que hacer para empujar estos cambios en las distintas sociedades?

“Lo que sí sabemos es que políticas efectivas de desegregación es un reto enorme, porque es sumamente difícil tener éxito en este tipo de políticas. Eso lo sabemos desde hace  mucho tiempo. Estados Unidos intentó estrategias de este tipo hace 40 o 50 años y, en muchos casos, no consiguieron éxito, entonces es una cosa sumamente compleja y ¿qué podemos decir? Con toda evidencia, un factor de éxito es la cuestión de la legitimidad de la política. Si una propuesta de regulación –aquí yo estaba mencionando regulación de las inscripciones- no parece suficientemente legítima para la población y para los padres de familia, va a ser muy difícil que se respete esta política.

Además, sabemos muy bien que, a lo mejor –en eso hay diferencia entre los países- la gente respeta la ley, pero encuentra nuevas formas de ir en contra el objetivo de la ley. Por ejemplo, se sabe muy bien que en Francia, un poco en Bélgica si se imponen criterios geográficos, la gente se inventa una nueva dirección, compra un apartamento cerca del colegio donde quiere matricular a su hijo o cambia el lugar de residencia y le encuentra una residencia donde una tía, una prima, una abuela… entonces, otra vez la cuestión de la legitimidad. Si la propuesta política carece de legitimidad en la población, sobre un tópico tan complejo, tan multifactorial como la segregación, va a ser muy difícil tener éxito. Y desde luego, la legitimidad de políticas de desegregación es más fuerte en Chile que en Bélgica por el movimiento social que hubo en Chile, la presión, reclamando menos segregación, que eso, no hubo en Bélgica”.

En ese sentido ¿Dónde establecer el límite entre la libertad de escoger de las familias, la autonomía de los establecimientos y la regulación estatal?

“Es una política decir qué tipo de sistema escolar queremos para qué tipo de sociedad y hay países que tienen respuestas bien firmes en el sentido de decir la escuela y, en particular, los primeros años de la escuela, hasta los 14 o los 16 es una institución al beneficio del interés colectivo, el interés general y no es una institución para preparar la competencia para los títulos universitarios, es una institución para la transmisión de saberes indispensables para la vida individual y colectiva, para la transmisión de valores, de cohesión social, entonces si esa es la respuesta colectiva, es más sencillo pensar una escuela común para todo el mundo, una escuela que luche contra la desigualdad y que apoye a todos sus alumnos, pero si en los países donde este tipo de concepción no está presente o está presente con mayor debilidad, va a ser mucho más difícil promover un modelo escolar que se corresponda con el tipo de sociedad que la gente quiere.

Pero eso es una opción política. Lo que yo digo a mis alumnos es que una opción política ambiciosa para todos sus alumnos durante un largo periodo, seguramente, es más exigente con sus docentes. Y a lo mejor, yo hago la hipótesis que los países del norte de Europa que están en este tipo de concepción, usualmente también tienen mucha exigencia sobre la formación docente, porque saben que, en dicho contexto, el trabajo docente es más complejo porque no pueden permitirse decir a un alumno a los 11 u 12 años, vayan a otro centro educativo que son menos exigentes, ¡porque todos los centros tienen que ser exigentes para todos los alumnos hasta los 16 años! y eso sí tiene implicaciones para el trabajo docente y requiere mucha exigencia en el acceso a la formación docente y la formación docente en sí, eso es lo que uno encuentra en esos países”.

¿Qué opinión tienes del sistema educativo chileno?

“Lo conozco un poco desde afuera. Lo que sí es evidente es que la educación tradicional del sistema chileno, entre educación pública, particular subvencionada y particular no subvencionada es un terreno particularmente propicio para la segregación y desigualdad; eso es una evidencia completa. Yo decía en Bélgica tenemos un cuasi mercado, los padres pueden optar por la escuela y las escuelas tienen que atraer a los padres, pero no hay recurso monetario en esta relación: el Estado asegura la gratuidad en todas las escuelas.

En Chile, durante mucho tiempo se trataba de un verdadero mercado escolar con exigencia financiera y pago para entrar en algunas escuelas, entonces peor todavía, pero según lo que entendí, con la Ley de Inclusión entre otras cosas, hay muchos cambios que están avanzando acerca del copago, de la selección de alumnos, etc. con esta voluntad de tener escuelas con más alto nivel de mixidad social que pienso, es un paso hacia adelante”.