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Centro de Investigación GAIA Antártica


Investigación – Docencia – Vinculación con el Medio

10 de octubre del 2017

Un Glaciar Inclusivo

…”Columna de Prensa del Profesor Alfredo Soto, Coordinador de Vinculación con el Medio”…

La inclusión desde la perspectiva de la formación o educación, es un concepto teórico de la pedagogía que hace referencia al modo en que los programas de formación en distintos niveles debe dar respuesta a la diversidad. Es un término que surge en los años 90 y pretende sustituir al de integración, hasta ese momento el dominante en la práctica educativa. Su supuesto básico es que hay que modificar los sistemas de formación para que responda a las necesidades de todos los que se están instruyendo, en vez de que sean los educandos quienes deban adaptarse al sistema, integrándose a él. La opción consciente y deliberada por la heterogeneidad en las instituciones formativas constituye uno de los pilares centrales del enfoque inclusivo. En lo que respecta a las personas con discapacidad existen en nuestro país normativas legales que obligan en diferentes ámbitos a cambiar sus arquitecturas, sus edificaciones, aspectos a considerar en lo laboral, educacional, rotulación de alimentos, accesos a la información audiovisual significativa para quienes puedan acceder a pesar de sus limitaciones.

En lo que a mí concierne y me convoca, son los esfuerzos también en algunas áreas verdes para permitir el acceso seguro y confiable para personas discapacitadas y que tengan limitaciones para llevar a cabo una actividad en contacto con la naturaleza en reservas y parques nacionales, todo adaptado en cuanto a las infraestructuras. La historia siguiente es para conmover y mostrar como ejemplo que la inclusión existe y está basada fundamentalmente en el esfuerzo adicional de los componentes que están con experiencia y preparados para abarcar los cuidados y atención correspondientes a quienes puedan ser dirigidos en medio de un bosque y suelos de diferentes composiciones y relieves. En este caso específico me referiré al desarrollo de un programa que se viene haciendo desde hace bastante tiempo a los estudiantes del Magister en Ciencias Antárticas con mención en Glaciología. La semana recién pasada y en programación planificada con mucha anticipación, efectuamos la Segunda Expedición Glaciar Tyndall 2017.
El objetivo principal que los alumnos sometidos al programa del Magister, tengan la oportunidad del significado de organizar, planificar, estudiar y llevar a la práctica una actividad en terreno en zonas remotas y de condiciones glaciológicas. El escenario perfecto: el glaciar Tyndall, ubicado al noroeste del Parque Nacional Torres del Paine y que colinda con el Parque Nacional Bernardo O’Higgins. El propósito de esta nota es hacer notar que en esta oportunidad la experiencia tuvo un componente muy complejo pero que nos lleva a meditar, reflexionar y en mi caso como profesional de estas materias a enriquecerme como persona y como miembro de esta comunidad Universitaria. El grupo de alumnos fue conformado por cuatro estudiantes y entre ellos participó el recientemente graduado de nuestra Universidad como Ingeniero en Química, el alumno Gonzalo Mansilla Díaz, quien aparte de su ímpetu, juventud y entusiasmo posee ciertas limitaciones para efectuar la actividad en terreno en el aspecto visual, teniendo credencial en el Registro Nacional de Discapacidad (Discapacidad Sensorial 80%).

El desafío lo tomamos en conjunto con mi ex alumno y ahora flamante profesional de prevención de riesgos el Sr. Patricio Aguilera, quien cooperó y siempre se mantuvo atento a las exigencias. Gonzalo participó de una actividad extremadamente rigurosa en el acceso al lugar, adaptando desde mi experiencia todas las posibles dificultades del entorno al cuidado y protección de su integridad al igual que al resto de los alumnos pero aún más intenso en las condiciones que presentaba el alumno mencionado. Gonzalo se desplazó durante 5 días caminando más de 43 kilómetros, por lugares con senderos y sin senderos, cruzando ríos ya en condiciones de deshielos, torrentes, entreverado en frondosos bosques y matorrales, en suelos áridos de roca y acarreos, en pendientes y llanuras, con barro y con agua hasta finalmente lograr llegar al pie del glaciar Tyndall, en donde aparte de las maravillas del entorno y sus agrestes y remotos ambientes percibo la emoción de Gonzalo, lo cual en ese mismo instante quisimos ir más lejos y se produce algo netamente “Histórico” siendo el primer alumno y quizás la primera persona con discapacidad visual en desplazarse sobre un glaciar por espacio de 3 horas, utilizando los equipos y el cuidado necesario y controlado. Con cuerdas, crampones y bastones, Gonzalo avanzaba sobre el glaciar, cumpliendo toda expectativa que nos habíamos planteado. Sé del latir del corazón de un alumno al estar en un lugar así, en cuanto a la emoción y al orgullo que se siente, pero no sabría dimensionar la emoción de Gonzalo y lo que pasaba por su cabeza en ese momento el llevar un paso firme, controlado y seguro juntos a sus compañeros de cordada. Un ejemplo a seguir, una historia para contar y una metodología a pulir para nuevas experiencias.

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