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Centro de Investigación GAIA Antártica


Investigación – Docencia – Vinculación con el Medio

02 de mayo del 2020

CIGA-UMAG se adjudica proyecto de energía renovable para el DOMO

The “Agencia de Sostenibilidad Energética (Agency of energy sustainability, Agencia SE) and the Ministerio de Energía, through the program “Comuna Energética”, made the call to the first application of projects to the “Comunidad Energética” program, being the Universidad de Magallanes the winner with it proposal “Paneles Solares fotovoltaicos en las inmediaciones de las instalaciones del Centro de Investigación GAIA–Antártica”, more known as the “domo”, located in the campus north of Punta Arenas.

Over a 300 of applications were presented from every region of the country. From these, 80 were preselected, which certified the technical feasibility of its projects to apply to the second stage of the grant. From this stage, 46 applicants presented. The evaluation committee decided to grant at the Universidad de Magallanes, which resulted as the best evaluated from the entire country.

This grant looks to promote the participation of the community in the climatic action, to contribute in the transition towards a sustained energy development and lower carbon emissions. The grant funds up to 5 millions of chilean pesos, to initiatives in sustained energy, local generation, renewable energy, sustainable mobility, reforestation, environmental protection and soils enhancement.

Regarding to this, the principal researcher of this project, Claudia Mac-lean indicates: “we are proud to have received this benefit, because we consider that is the collection of actions and initiatives like this one, which as a whole will allow the transformation towards a society more friendly, social and environmental, and also possibly to a carbon neutral planet in the next decades”.

More information about the grant in the following link https://www.agenciase.org/2020/04/21/23-proyectos-resultaron-ganadores-en-el-primer-concurso-comunidad-energetica/

02 de mayo del 2020

Retornaron investigadores UMAG de la Antártica tras suspender expedición por pandemia

Un grupo de estudiantes de pre y postgrado de la Universidad de Magallanes, acaba de regresar de la Antártica, hasta donde llegaron a bordo del buque AP-41 Aquiles de la Armada de Chile, tras zarpar el día 13 de marzo desde Punta Arenas. El viaje se vio interrumpido, abruptamente, debido a la alarma nacional por la declaración de Pandemia por Coronavirus.

De este modo, los cinco jóvenes, que recalaron en Bahía Fildes el 17 de marzo, sólo alcanzaron a recorrer dos de los 12 sitios de colecta de muestras que tenían programado visitar, porque el día 18 se les informó que la Expedición Científica Antártica (ECA 56) sería suspendida como medida precautoria ante el avance del COVID-19. El buque volvió el 19 de marzo a la Base Escudero del Instituto Antártico Chileno (INACH), donde sus ocupantes permanecieron a la espera de un vuelo para retornar a Punta Arenas.

Los estudiantes de Doctorado Johanna Marambio, Juan Pablo Rodríguez y Zambra López, y de pregrado Francisco Bahamonde, viajaron acompañados por los Doctores Martha Calderón (Universidad de Magallanes) y Danilo Bustamante (Universidad Nacional Toribio Rodríguez de Mendoza), todos integrantes del laboratorio de Ecosistemas Marinos Antárticos y Subantárticos (LEMAS). El fin de la travesía era cumplir los objetivos de los Proyectos Fondecyt 3180539 / 1180433 e INACH RT 27 17, liderados por el Dr. Andrés Mansilla y la Dra. Calderon. El común de los tres proyectos es estudiar el impacto del cambio climático sobre las macroalgas que habitan en la Antártica desde Bahía Fildes hasta el sur de la isla Adelaida, pasando el círculo Polar.

El doctorante Juan Pablo Rodríguez cree que “debido a lo acontecido, esperamos ser priorizados en la próxima ECA 57, para dar cumplimiento a los objetivos propuestos en los proyectos de investigación”.

Fuente : Comunicaciones UMAG

02 de mayo del 2020

Cambio Climático y turberas: Revista Science divulga carta de científicos UMAG

En diciembre de 2019 y a pocos días de celebrarse en Madrid, la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, COP25, los científicos de la Universidad de Magallanes (UMAG), Jorge Hoyos Santillán y Armando Sepúlveda Jauregui junto a otros (as) tres investigadores (as) a nivel nacional, firmaron y enviaron una carta a la prestigiosa Revista Science, titulada “Protecting Patagonian peatlands in Chile” (Protegiendo las turberas de la Patagonia en Chile), la que fue aceptada y, posteriormente, publicada en su volumen 366 del viernes 06 de diciembre.

Según plantea en un resumen que escribió en español el autor principal de la misiva e investigador postdoctoral del proyecto NEXER-UMAG, Jorge Hoyos Santillán, el texto aborda el tema de las turberas en Chile (las cuales, en su mayoría, se encuentran en Magallanes), y la necesidad de protegerlas, tanto para frenar el Cambio Climático, como para contribuir en el cumplimiento de las metas que Chile ha comprometido, a nivel mundial, en términos de neutralidad de carbono.

“Hasta este momento, las estrategias climáticas de Chile, para capturar carbono de la atmósfera, se han enfocado en el manejo sustentable y aforestación de 400.000 hectáreas, empleando principalmente plantaciones industriales de árboles exóticos (e.g., Pinus spp., Eucalyptus globulus)”, argumenta Hoyos, explicando a su vez que, esta medida, “ha sido criticada por parte de la comunidad científica, debido a que las plantaciones industriales incrementan la incidencia de incendios forestales, aumentan el estrés hídrico,  impactan negativamente a la biodiversidad y ocasionan conflictos sociales”.

Por esta razón, expone que “Chile cuenta con otros ecosistemas que actúan como sumideros de carbono: las turberas de la Patagonia Chilena (TPC), que tienen una extensión de 3.1 millones de hectáreas y contienen cerca de 4.800 millones de toneladas de carbono”. Según el científico, el proceso de captura de carbono en las TPC comenzó hace ≈18.000 años y, actualmente, contienen 4.7 veces más carbono que toda la biomasa aérea de los bosques de Chile.

En conclusión, el mensaje de la carta apunta a que “proteger este recurso en la Patagonia chilena, puede ser una alternativa de impacto inmediato que contribuiría a que Chile alcance la neutralidad de carbono en 2050”. Y propone, a renglón seguido, que “esto se podría concretar dejando de considerar las turberas como un recurso fósil o agrícola susceptible a explotación, e incluir explícitamente su preservación como componente integral de las NDC (Contribuciones Nacionales Determinadas) a las que se comprometerá Chile”.  Incluso, afirma “la preservación de las TPC se puede garantizar a través de la Ley de Cambio Climático, reconociendo la relevancia de su papel como agentes mitigadores del cambio climático global”.

Cabe destacar que esta carta elaborada y firmada por científicos UMAG, es el escrito número 24 publicado en Science desde 1975 correspondiente a personas con adscripción o trabajo en Chile, lo que quiere decir que, según las estadísticas, que, cada 2 años, se publica una de estas misivas en esta reconocida revista científica internacional.

Fuente : Comunicaciones UMAG

27 de marzo del 2020

Los Bosques de la Antártica

“La Antártida en el Jurásico, antes de que Sudamérica, África, India y Australia se separaran de ella, tenía un clima cálido y húmedo, con un terreno cubierto por una vegetación exuberante de tipo bosque húmedo, parecido al que hoy se puede observar en los Andes Patagónicos, muy diferente al paisaje glaciar que vemos actualmente”, explica Manuel Montes (España), investigador del IGME y uno de los autores de memoria y mapas.

Debido a esta riqueza paleobotánica excepcional, dichos afloramientos fueron incluidos en una “Zona Antártica de Especial Protección (ZAE)”. La memoria y cartografías que ahora presentan los investigadores del IGME, son un recurso fundamental para delimitar y proteger adecuadamente dicha área, al aportar un marco geográfico y geológico detallado de los afloramientos sensibles de tan singular patrimonio geológico del planeta. El trabajo que ahora ve la luz, los mapas geológico y geomorfológico a escala muy detallada (1:10.000) de bahía Esperanza, un lugar excepcional del planeta por su riqueza geológica y paleobotánica, es el resultado de más de una década de colaboración conjunta entre investigadores del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y del Instituto Antártico Argentino (IAA). Estos mapas, acompañados de una extensa y detallada memoria, han sido editados conjuntamente por el IGME y el IAA, dentro la nueva “Serie Cartográfica Geocientífica Antártica” del IGME.

Dentro del área cartografiada, se encuentra el Monte Flora que contienen una de las pocas floras fósiles conocidas del período Jurásico en la Antártida. En este yacimiento, de roca oscura y pizarrosa, se han reconocido multitud de fósiles excelentemente preservados de hojas de plantas con esporas (equisetos) y helechos; hojas y madera fósil de plantas con semillas (gimnospermas), hojas y piñas de coníferas y también restos de fauna, como vertebras de peces, bivalvos y fragmentos fósiles de escarabajos, siendo estos últimos los únicos citados en el continente antártico.

Estos restos vegetales se conservan, porque se acumularon en el fondo de un lago, hace 160 millones de años, al pie de montañas con volcanes activos, como lo muestran diferentes capas de ceniza volcánica de color más claro entre las rocas. Además, en el área de bahía Esperanza se reconocen las formas del relieve derivadas del cambio a las condiciones climáticas más cálidas en Antártida durante el Holoceno (hace 14.000 años) y que continúan en la actualidad con el calentamiento global. “La retracción de los arcos morrénicos de derrubios glaciares o las de las propias lenguas de hielo, de cuyos frentes en regresión hay registro desde 1902, indican claramente la tendencia al calentamiento y el deshielo propia de los periodos interglaciares”, comenta Francisco Nozal, otro de los investigadores del IGME y autor del Mapa Geomorfológico. Todos estos procesos también se encuentran cartografiados y serán de gran ayuda para la comprensión y determinación de la evolución futura del sistema climático de nuestro planeta.

(Fuente: IGME/DICYT)

25 de marzo del 2020

Antártica : Unico continente libre de la Pandemia

El continente de la Antártida, un lugar de extremas bajas temperaturas y hielo constante, tiene una ventaja para detener la propagación de coronavirus. Se trata de un territorio remoto, escasamente poblado y de difícil acceso, lo cual representa una ventaja en estos casos.

Por eso, en estos momentos, no existe ni un solo caso confirmado del Covid-19 en las 4 mil personas, principalmente científicos y personal militar, que se encuentran destacados en el territorio.

La aparente seguridad que se vive en la Antártida ha llevado a que algunas personas insten a quienes ahí viven a que permanezcan en el continente, ya que es un lugar más seguro.

Aún en tiempos que no son de pandemia global, únicamente un mínimo de personas entran y salen del continente, además de que personal médico analiza a los recién llegados para buscar influenza u otras enfermedades infecciosas.

Della Rovere, líder de la 35va expedición italiana a la Antártida, señaló que en estos momentos el continente es el lugar más seguro del mundo, ya que no existen contactos con el mundo exterior y se encuentran muy alejados de cualquier asentamiento humano.

Sin embargo, el peligro podría incrementarse si de alguna manera la enfermedad llegara al continente, ya que no se cuentan con los recursos médicos suficientes para atender una enfermedad de ese tipo.

Algunas de las bases que se encuentran en la zona cuentan únicamente con un profesional médico, por lo cual las cosas podrían dificultarse rápidamente en caso de que la pandemia se propagara en la zona remota.

La situación es una posibilidad, ya que algunas personas han llegado a la base tras el inicio de la pandemia. Pese a que se les lleva a cabo una revisión para buscar síntomas, no se les aplican las pruebas para determinar con certeza si padecen de Covid-19 o no.

24 de marzo del 2020

Entrevista al primer piloto chileno que aterrizó en antártica con un C-130

“Creo que no hay otro oficial en la institución con tantas horas de vuelo como yo”, dice el general de Aviación (R) Jorge Iturriaga Moreira, de 84 años, casado, con tres hijos y cinco nietos. Y apunta a sus más de 7 mil horas a lo largo de 40 años en la institución, desde 1954, de las cuales cerca de 1.500 fueron a bordo de un C 130 Hércules.Aquel es un dato esencial. No solo por la notoriedad que alcanzó este modelo tras el accidente del 9 de diciembre pasado, en el que fallecieron 38 personas en el Mar de Drake por razones que aún se investigan. También porque Iturriaga estuvo destinado muchos años al Grupo de Aviación N° 10, del cual llegó a ser comandante, y al Departamento Antártico. Y en ese marco, el 22 de marzo de 1980, hace 40 años y a bordo de un C-130, fue quien lideró el primer aterrizaje en la Antártica.

“Mi primer contacto con la Antártica fue en 1966, cuando el jefe del Comando de Combate, el general Julio De la Fuente, tenía la idea de que había que buscar un lugar y construir una pista de aterrizaje. Como no teníamos conocimiento de la geografía, él dispuso un vuelo fotogramétrico; yo fui en un avión DC-3 a explorar y determinar dónde se podía hacer”, recuerda.

También rememora que años después, en 1979, el fallecido comandante en jefe Fernando Matthei ordenó que se construyera la pista, como parte de la conmemoración de los 50 año de la Fach. “Debía quedar lista el verano de 1980, por lo que a quienes las estaban construyendo les propuse que si la terminaban a tiempo, los traería de regreso en un C-130, evitando que tuvieran que volver en barco al continente. Y lo hicieron”.

¿Cómo fueron los preparativos?

Con el visto bueno del general Matthei me fui a Punta Arenas un par de días antes. Los meteorólogos vieron que ese día iba a estar muy malo y que el 22 empezaba otro frente. Pero ellos mismos me decían que entre estos dos frentes siempre había una o dos horas donde dejaba de llover y de nevar. Con ese pronóstico volé el 22 de marzo. Y aunque los meteorólogos estaban preocupados, se dio el tiempo justo para entrar.

¿Iba más gente?

Como se corrió la voz de esta misión a la Antártica, se sumaron los paracaidistas de los Boinas Azules liderados por el comandante Antonucci. El clima estaba bueno. Cuando llegué hice un sobrevuelo para calcular la altura que ellos necesitaban para lanzarse y ahí hicieron el primer salto de paracaidistas en la Antártica.

¿Cuánto duró?

El vuelo entre Punta Arenas y la Antártica duró dos horas y treinta minutos. Porque el avión es rápido, vuela a 500 kilómetros por hora y el trayecto son poco más de 1.000 kilómetros. Estaba muy seguro y confiado en la misión, tenía bastante experiencia en la nave y ya había aterrizado en pistas mucho más complicadas. Yo estaba tranquilo. Era la materialización de un sueño largamente anhelado por la institución.

¿Tuvo alguna preocupación durante el vuelo?

Como era una pista de tierra la que se había construido, el principal temor era el peso del avión al momento del aterrizaje, ya que es una aeronave pesada, de cerca de 60 toneladas. Con el aterrizaje dejamos una huella en la tierra de unos 10 a 20 centímetros. Mi preocupación era que no tuviésemos problemas en el despegue, porque una cosa es entrar y quedarse ahí, y otra cosa es tener que volver a salir de la Antártica (…) Era muy riesgoso el primer despegue en la Antártica, ya que habíamos dejado una huella en la pista. Sin embargo, el avión es extraordinario y se comportó a las mil maravillas.

¿Tuvo un buen despegue?

A la mañana siguiente despegué a eso de las 9.00 sin ningún tipo de inconveniente. Hicimos una parada en Punta Arenas, donde nos esperaba el general Nelson Sepúlveda, comandante de la brigada de allá, quien estaba muy emocionado por la proeza. A las 18 horas del lunes 23 de marzo estábamos aterrizando en el aeropuerto Los Cerrillos, en Santiago, sin novedad, previo sobrevuelo por la Base Aérea El Bosque mientras se realizaba por primera vez la Fida, hoy conocida como Fidae.

¿Es una ruta muy compleja?

Desde Puerto Montt al sur es un territorio único, ningún país de Sudamérica tiene el clima de Puerto Montt. Respecto de la ruta, no es una ruta extraña o desconocida para nosotros. El avión está capacitado para operar en diferentes condiciones y las tripulaciones de la Fuerza Aérea también. Volé muchas veces al sur y al norte en el Hércules; a Estados Unidos, Panamá, Centroamérica, yo volé hasta China en el C-130, es un avión absolutamente confiable.

En el reciente accidente, ¿qué cree que puede haber ocurrido?

La verdad que es algo muy difícil. Yo pienso que es un misterio absoluto y todas las teorías que uno tenga son tesis nomás. Algunos dicen que hubo una explosión, otros dicen que cayó un aerolito. En la Fuerza Aérea hay grupos de expertos en accidentes, ellos están recabando antecedentes y también se solicitaron peritajes en el extranjero. Yo tengo menos antecedentes que cualquiera de los que están recolectando esa información.

¿Es el avión más confiable para hacer esa ruta?

Es el más preparado, porque no tiene problemas con volar en mal tiempo. He estado en condiciones peores que esas. Una vez me falló un motor en el Cabo de Hornos y llegué con uno menos hasta Tierra del Fuego.

Fuente : La Tercera

24 de marzo del 2020

INACH dispuso medidas precautorias en Antártica por avance de pandemia de COVID-19

En virtud de la contingencia nacional y mundial producida por la actual pandemia de COVID-19 (Coronavirus), el Instituto Antártico Chileno (INACH) ha dispuesto una serie de medidas para prevenir y evitar la introducción de este virus patógeno a la Antártica.

Dadas las condiciones especiales del trabajo polar, se instruyó reducir el alcance de las operaciones asociadas a la LVI Expedición Científica Antártica (ECA 56). Teniendo en cuenta además que las distintas puertas de entrada al Continente Blanco (por vías marítima y aérea) se están viendo afectadas por las medidas adoptadas por la autoridades nacionales, lo que incluye las cadenas de suministro, las restricciones de viaje, los requisitos de aislamiento y las capacidades de respuesta. En este sentido, la recomendación de cesar y suspender los desplazamientos de personal y transporte de carga, debido a los riesgos potenciales de la pandemia en todas las puertas antárticas y la capacidad limitada de responder médicamente en dicha zona remota.

También se cerró el acceso de turistas a todas las dependencias del Programa Antártico Chileno y cualquier interacción con su personal, ya que podría originar un brote de pésimo pronóstico. Además, debido a las interacciones logísticas, se recomendó a los cruceros no desembarcar.

Cabe señalar que, la probabilidad de un caso grave de COVID-19 en una población antártica puede considerarse relativamente baja, sobre la base que se asume que el perfil de edad y condición física de científicos, logísticos y militares es apta. No obstante, la mayoría de las personas sanas podrían experimentar síntomas leves de la enfermedad pero que tendrá un impacto importante en la capacidad operativa.

Asimismo, se ha demostrado un desprendimiento viral crítico asintomático (hasta 48 horas antes de los síntomas) y prolongado (de días a semanas) que aumenta el riesgo de propagación. El virus puede sobrevivir hasta nueve días en superficies y las condiciones frías y secas contribuyen a que este agente permanezca viable por más tiempo.

Cierre de bases y retiro de investigadores

Por estas razones, es que desde el 1 de febrero a la fecha, se han adoptado medidas preventivas, con la finalidad de minimizar el riesgo de contagio y se ha procedido a evacuar, lo más pronto posible, al personal logístico y científico, así como también para controlar eventuales ingresos de personas expuestas desde fuera de Antártica. De esta manera, un primer grupo de investigadores salió de la estación científica antártica Luis Risopatrón durante el mes de febrero. Durante la primera quincena de marzo, se dispuso el cierre de la base antártica Yelcho del INACH y de los laboratorios de INACH de la base naval Arturo Prat de la Armada de Chile.

También se suspendió la expedición científica del Buque Aquiles a bahía Margarita, decisión que se fundamenta en el cambio de estatus a pandemia de COVID-19, como en el riesgo de que un portador asintomático presentara sintomatología en el punto más remoto de esta campaña, es decir, dentro del Círculo Polar en bahía Margarita. Por lo que trece investigadores desembarcaron en la base Profesor Julio Escudero y saldrían el 24 de marzo por vía aérea, poniendo fin a su participación en la ECA 56, una de las campañas científicas más extensas que INACH haya realizado en más de medio siglo.

Fuente :D epartamento de Comunicaciones y Educación
Instituto Antártico Chileno

24 de marzo del 2020

Dr. Ricardo de Pol se adjudica Proyecto ANID 2020

Recientemente, la Agencia Nacional de Innovación y Desarrollo (ANID, ex Conicyt), dio a conocer la nómina con los proyectos ganadores del Concurso Regular Fondecyt 2020, resultados que favorecieron a tres iniciativas presentadas por la Universidad de Magallanes (UMAG).

Entre ellas hay un proyecto que corresponden a investigadores del Centro de Investigación GAIA Antártica, en este caso el Dr. Ricardo De Pol, que lidera este proyecto, investigará las interacciones oceánicas y atmosféricas para evaluar su rol en la modulación de la compensación de radiocarbono interhemisférico de la atmósfera durante los últimos 5600 años y así estudiar la variabilidad pasada de éstas. “En esta propuesta, planeamos muestrear y medir, extensivamente, el contenido de radiocarbono de una nueva, -y actualmente la más larga- cronología de anillos de árboles para el hemisferio sur, que se basa en la especie de árbol Fitzroya cupressoides, una conífera de larga vida desde el flanco occidental de los Andes de latitud media, y que se remonta a 5600 años”, declara el resumen presentado por el científico del Centro de Investigaciones GAIA Antártica (CIGA).

Fuente : Comunicaciones UMAG

11 de marzo del 2020

Joven Investigadora de CIGA realiza publicación a Scientific Reports.

La Doctora Judith Pardo Perez, Paleontologa, recientemente integrada al staff de investigadores del Centro de Investigacion GAIA Antártica de la Universidad de Magallanes nos compartió su reciente publicación acerca de paleopatologías en ictiosaurios, cuya primicia salio a relucir  en el  Scientific Reports.
Cabe mencionar  y destacar el valor que representa la  Doctora Judith Pardo ya que para la casa de estudios de la Umag, ha sido  motivo de orgullo y no solo uno, sino múltiples motivos, como por ejemplo  es una de nuestras estudiantes, formada en nuestra universidad desde el pregrado en Ciencias; su trabajo de Doctorado es para toda la Universidad un ejemplo de esfuerzo, perseverancia y éxito en la construcción de una línea de investigación en un tema que le apasiona. Finalmente, su formación de excelencia que ha alcanzado la Doctora Pardo en su tema y su vinculación con la Universidad de Magallanes, representa un valioso aporte a los esfuerzos por transformar a las áreas de la ciencias e investigación en un referente a nivel regional, nacional e internacional.

En esta investigación según la Dra. Pardo, “Trabajamos con esqueletos de ictiosaurios de edad Triásica Media, los que se encuentran resguardados en colecciones paleontológicas de Zürich, Milán, Tübingen y Stuttgart, en busca de paleopatologías y comparamos nuestros resultados con los observados en una investigación previa hecha por nosotros con ictiosaurios de edad Jurásica Temprana del suroeste de Alemania. Nuestros resultados muestran que el porcentaje de patologías observadas en los ictiosaurios en los dos intervalos de tiempo fueron similares, sin embargo durante el Triásico Medio las patologías de ictiosaurios estuvieron concentradas en la sección posterior del cuerpo (cintura pélvica, aletas posteriores y cola), mientras que en ictiosaurios de edad Jurásica Temprana, 53 millones de años más tarde, las patologías estuvieron concentradas en la sección anterior del cuerpo (cintura pectoral, vértebras presacrales, aletas anteriores y cráneo). Curiosamente no registramos traumas en las costillas en ictiosaurios del Triásico Medio, mientras que esta patología en las costillas es común en ictiosaurios del Jurásico Temprano. Nosotros interpretamos que el cambio en la distribución de las patologías entre ictiosaurios de edad Triásica Media y Jurásica Temprana está correlacionado con la evolución de la forma corporal de los ictiosaurios, pasando de una forma elongada y asociada a un tipo de “nado de anguila” en el Triásico, a una forma más fusiforme, con nado de tipo atún en el Jurásico. Nosotros también interpretamos que la predominancia de costillas rotas está probablemente relacionada con el desarrollo de un nado más rápido y más efectivo para los ataques con embestida, siendo los traumas observados causados posiblemente por individuos de una misma especie durante batallas territoriales o ceremonias de apareamiento, o por intentos fallidos de caza”, de esta manera se explayo la joven investigadora.

Esta investigación fue financiada por el Gobierno Alemán durante el desarrollo del postdoctorado efectuado por la Dra. Pardo, en el Museo Estatal de Historia Natural de Stuttgart en Alemania.
Para poder apreciar con detalles del reporte científico acceda al siguiente link : https://rdcu.be/b2BYR
09 de marzo del 2020

Universidad de Magallanes lidera elaboración de propuesta para Gestión y Plan General de Administración del Parque Marino Islas Diego Ramírez-Paso Drake

El extremo austral del oeste de Sudamérica ha sido identificado a nivel mundial como una de las últimas regiones prístinas del planeta que aún se conservan en el siglo XXI. Aquí convergen la ecorregión marina de Canales y Fiordos del Sur de Chile y la ecorregión terrestre subantártica de Magallanes. Ambas ecorregiones se extienden desde la Península de Taitao (47ºS) hasta los archipiélagos Cabo de Hornos y Diego Ramírez (56º30’S), en un intervalo latitudinal que se ubica casi 10 grados de latitud más al sur que el de Stewart Island (47ºS) en Nueva Zelanda, por lo tanto, se trata de una zona que carece de una réplica geográfica equivalente en todo el Hemisferio Sur, única en el mundo, y de una importancia e interés global significativo para la conservación. Allí se albergan importantes poblaciones de aves y mamíferos marinos, en diferentes categorías de conservación, que representan recursos hidrobiológicos de importancia comercial con significativo grado de endemismo, y ecosistemas únicos como los montes submarinos, los cuales representan un desafío para la ciencia en cuanto a su caracterización y funcionamiento.

Las características excepcionales de estos ecosistemas, junto al interés nacional e internacional, llevaron a que el Estado de Chile decidiera crear un Área Marina Protegida para la conservación de los ecosistemas y la biodiversidad marina en el extremo sur del país, contribuyendo con ello a la protección y conservación de la ecorregión de Canales y Fiordos de Chile. La creación del Parque Marino Islas Diego Ramírez-Paso Drake fue publicada como decreto en enero de 2019.

¿Cómo manejar un parque marino austral?

“Una vez que el parque ya fue oficialmente declarado el Parque, Subpesca generó fondos para que una institución lidere lo que es la elaboración del Plan General de Administración (PGA), entonces nosotros convocamos a colegas de la Universidad Católica del Norte (UCN), específicamente, el Dr. Carlos Gaimel, que ha sido el director de las propuestas que llevaron a cabo los planes generales de administración de los recientemente creados parques marinos Juan Fernández, Islas Desventuradas, y al Dr. Francisco Squeo de la Universidad de La Serena, porque él en la postulación de este parque para su declaración y oficialización, elaboró todo lo que es la parte de cartografía, de los mapas, de las regiones de pesca, etc.”, informó el vicerrector de Investigación y Postgrado de la Universidad de Magallanes (UMAG), Dr. Andrés Mansilla.

Zona de nidificación del albatros.

La iniciativa, dirigida por dicho investigador, ganó la postulación para realizar el trabajo en un plazo de 18 meses, iniciados en diciembre de 2019. El objetivo de este proyecto de manejo es establecer las bases técnicas para la gestión del Parque y su PGA, como una forma de contribuir a la conservación y gestión de los recursos hidrobiológicos y los ecosistemas marinos de la zona austral de Chile. Entre los objetivos específicos están sistematizar y analizar la información disponible sobre el área del Parque Marino; diseñar y elaborar una propuesta valorizada del PGA para el Parque Marino y la respectiva estrategia para su implementación, y generar instancias participativas que permitan promover y planificar la ejecución del PGA, considerando otras iniciativas de conservación de los ecosistemas marinos de la zona austral.

Consultado por la influencia de la emergencia climática global en este trabajo, el Dr. Mansilla respondió que se trata de “una mirada transversal que tenemos que tener, porque hay objetivos que son biológicos, objetos de conservación, entonces tenemos que ver la forma en que se administran los recursos que son extraídos, y a todos esos objetivos tiene que llegarle la visión transversal del efecto de los cambios globales que, obviamente, está afectando todos los objetivos que estoy planteando”.

¿Por qué realizar este Plan?

Las Áreas Marinas Protegidas (AMP) se han constituido en una herramienta de gran utilidad en la protección de la biodiversidad marina y en el manejo de sus recursos, siendo un componente importante en el desarrollo de políticas de conservación y protección de estos ecosistemas. Las AMP contribuyen a la conservación de los hábitats esenciales, la protección de los ecosistemas, la recuperación de especies sobreexplotadas y/o en peligro de extinción, el fomento de la explotación sostenible, y el desarrollo socioeconómico de las comunidades humanas asociadas a éstas.

Colectando Nacella (lapas).

Para la formulación de la propuesta del PGA, se dispone de la información generada por el Programa de Conservación Biocultural Subantártica, la UMAG y el Instituto de Ecología y Biodiversidad de la Universidad de Chile (IEB), cuyos investigadores han desarrollado trabajo de campo por más de 20 años en el ámbito intermareal de la comuna de Cabo de Hornos, y sistematizaron la información para la elaboración del documento base para la creación del Parque. A su vez, el PGA contempla el desarrollo de instancias de participación, a través de talleres, reuniones e instancias de validación con actores clave, como comunidades de pescadores de la Región de Magallanes, comunidades indígenas yagán, mapuche-huilliche y local de Puerto Williams, así como también el sector industrial asociado a las pesquerías de bacalao y merluzas y los servicios públicos con competencias en áreas marinas protegidas.

Metodología de trabajo

Para abordar la propuesta, el equipo de trabajo se guiará fundamentalmente por las metodologías utilizadas por el equipo de la UCN para la elaboración de la Reserva Marina Isla Choros-Damas, y del actual Núcleo Milenio de Ecología y Manejo Sustentable de Islas Oceánicas para la elaboración del PGA del PM Nazca Desventuradas. También se incluye la recientemente adjudicada propuesta “Estudio para el diseño y elaboración del Plan General de Administración del Parque Marino Motu Motiro Hiva”, alrededor de las islas Salas y Gómez. Esta metodología supone un levantamiento de información participativa y validación por los actores públicos y privados relevantes.

Importante este enfoque metodológico para la participación pues, por lo general, los proyectos que buscan implementar soluciones para problemas de conservación son abordados desde una perspectiva “top-down”, es decir, desde las autoridades hacia los usuarios. Ello implica que, generalmente, la autoridad detecta algún problema, encarga a un experto, a menudo externo al problema, el análisis y las soluciones, las cuales, al ser definidas sin la participación de los usuarios, a menudo resultan poco efectivas y no legitimadas. Para que los involucrados se comprometan, las medidas debieran ser diseñadas en conjunto, en procesos que aseguren la participación de todos aquellos que pudieran resultar afectados por las decisiones que se tomen.

El director de la iniciativa, Dr. Mansilla, agregó que también invitaron al Dr. Eduardo Villouta, especialista en los temas del Ministerio de Conservación de Nueva Zelanda, donde se trabaja hace mucho tiempo con áreas marinas protegidas. Además, cuentan con el apoyo de una profesora de la Universidad de Victoria (Canadá), que está trabajando en áreas de manejo y áreas protegidas con pueblos originarios y pesca artesanal, junto a un académico de la UMAG, doctorante Jaime Ojeda. “Este proyecto, una vez que nosotros, consensuadamente, definamos la forma en que se implemente junto a la Subpesca, definiremos el seguimiento que se realiza en el tiempo, en común acuerdo con la Armada, porque vamos a tener que ir evaluando si las medidas de administración se van cumpliendo o no, y si las especies que tienen que ser resguardadas están o no en el resguardo que nosotros creemos debe ser necesario”, concluyó.

Fuente : Comunicaciones UMAG

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Centro de Investigación GAIA Antártica

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