Tesis de primera Dra. en Ciencias Antárticas y Subantárticas de la UMAG estudió complejidad de hábitats marinos australes

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- No existen mediciones exactas acerca de cuántas especies se han perdido por simplificación de hábitats. Sin embargo, las proyecciones indican que, a nivel mundial, más de 27 mil están en riesgo de extinción por esta causa.

- Con esta investigación que, entre otras cosas, aborda la diferencia entre la vida y la muerte en el mar, Catalina Velasco Charpentier se convirtió en la primera Doctora en Ciencias Antárticas y Subantárticas de la Universidad de Magallanes.

Por Paula Viano Santana

Catalina Velasco Charpentier, bióloga marina y comunicadora científica que actualmente reside en México, fue la segunda estudiante en graduarse del Doctorado en Ciencias Antárticas y Subantárticas de la Universidad de Magallanes (UMAG), y la primera en su género. Su investigación se denomina “Evaluando la dimensionalidad de la complejidad de hábitat en un ecosistema de agua fría”, y analiza la heterogeneidad estructural de un entorno marino austral, para luego evaluar sus efectos en la diversidad de especies.

¿Qué motivó este estudio? Según explica Catalina en un artículo publicado en Ecology and Evolution, “la crisis climática antropogénica sin precedentes que estamos viviendo, plantea graves amenazas a la biodiversidad, en todas las escalas y ámbitos, y sus impactos pueden ser especialmente graves cuando afectan a especies como las fundacionales”. En el caso de los mares australes, aquellas especies que sustentan la estructuración de la comunidad marina son, principalmente, los bosques de algas.

¿Cuántas especies se han perdido ya? Lamentablemente, la investigadora contesta que no se puede saber, pero entrega información de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), según la cual “más de 27.000 especies están en riesgo de extinción en todo el mundo, y uno de los principales riesgos está relacionado con la simplificación de los hábitats”.

La importancia de los bosques de algas

Catalina decidió estudiar los bosques de huiro del Estrecho de Magallanes.

La perspectiva de la complejidad a partir de la cual Catalina vertebró su tesis, abarca 5 dimensiones interrelacionadas de los elementos que estructuran el hábitat: su escala de observación (es decir, si es global, regional, local o microhábitat), su diversidad (geometría de la superficie o topografía), su disposición espacial (dispersos al azar, agrupados, en parches de diferentes elementos o en zonas determinadas), su densidad (número de elementos en un área definida) y su tamaño.

Todos estos criterios fueron medidos tanto en aguas superficiales como profundas, en tres puntos diferentes de arrecifes naturales y artificiales del Estrecho de Magallanes. El espacio artificial escogido fue el Dap Mares, buque escorado frente al sector de Tres Puentes en Punta Arenas, perteneciente a la empresa del mismo nombre, que en 2006 terminó hundiéndose en aguas del Estrecho, a poco más de 500 metros de la costa. Mientras que los espacios naturales fueron dos bosques de algas, ubicados uno en Punta Carrera y otro dentro del Parque del Estrecho, al sur de la ciudad de Punta Arenas.

Las zonas de naufragio pueden funcionar como arrecifes artificiales.

Las relaciones -afirma la investigadora- se hicieron evidentes. El diámetro y la longitud máxima de la fronda, seguidos por el peso húmedo del talo, tuvieron los mayores efectos positivos sobre la riqueza de especies y la abundancia total, mientras que otros aspectos estructurales generaban el efecto contrario. No obstante, pudo comprobar que un kelp más grande, sostiene más especies y más individuos.

Los datos -explica Velasco- permiten afirmar que, a mayor complejidad del hábitat, mayor diversidad de especies, mayor productividad, mayor abundancia y más oportunidades de nichos ecológicos. Las áreas más grandes soportan una mayor diversidad taxonómica y funcional, debido a la creciente heterogeneidad del lugar, por tanto, mientras más diferencias de nicho, más especies coexistentes. La bióloga marina agrega que, en el caso estudiado, este atributo puede haber permitido la evolución de especies “especializadas en estos microhábitats”.

Finalmente. la nueva Dra. de la UMAG concluyó que “el papel de los bosques de huiro para la biodiversidad local es fundamental, pues ofrecen una mayor disponibilidad de microhábitats, una mayor productividad y estabilidad de la red trófica (alimenticia) y una mayor protección frente a las perturbaciones físicas”.

Catalina buceó en tres lugares diferentes para hacer su tesis.

Los choritos son considerados organismos macrobentónicos.