Consejería en Salud Mental busca prevenir la conducta suicida en estudiantes universitarios con talleres psicoeducativos

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-Si bien llevan años trabajando en el tema, a raíz de la importancia que recobró la salud mental en pandemia en estos últimos dos años, sus profesionales se han abocado a reforzar la psicoeducación como una manera de contribuir a una mejor comprensión del fenómeno y brindar la ayuda necesaria en el momento oportuno.

Un instancia de escucha es una herramienta para ayudar a prevenir el suicidio.

A pocos días de la conmemoración del Día Mundial para la Prevención del Suicidio (10 de septiembre) y en el contexto del ciclo de actividades virtuales que se encuentran realizando para los estudiantes de la Universidad de Magallanes (UMAG), el equipo de profesionales de la Unidad de Salud Integral que conforma la Consejería en Salud Mental de la Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAE), realizó dos talleres denominados “Psicoeducación y Prevención del Suicidio”, los cuales estuvieron orientados a profundizar acerca de esta problemática y, así, orientar y entregarles herramientas a las y los jóvenes participantes para afrontar y ayudar a evitar la conducta suicida en su entorno.

La psicóloga Paola Aguilar Maldonado, una de las relatoras de esta instancia, señaló que la idea tras la iniciativa es hablar del suicidio y, sobre todo, familiarizarse con su significado, ya que, a su juicio “sigue siendo un tema bien tabú y hay mucho estigmas al respecto, por lo tanto, buscamos psicoeducar y conversar del suicidio como tal”. De esta forma, puntualizó que la dinámica con las y los estudiantes repasa y aborda un poco de historia, mitos y realidades sobre el suicidio, su terminología -como “ideación”, “intento” y “suicidio consumado”- y los factores de riesgo que se encuentran dentro de esta conducta suicida.

Con todos estos elementos en diálogo, la profesional subrayó que, al finalizar, se les entregan herramientas a los jóvenes para que ellos puedan identificar si están frente a una situación similar a la conducta suicida y conocer también el desencadenamiento de una crisis suicida, es decir, por qué se genera, y, en particular, qué factores pueden haber, por ejemplo, dentro de la población universitaria que haga que tengan o pudieran tener una conducta relacionada con este tema. En ese contexto, es que también se les enseña acerca de primera ayuda psicológica a modo de saber brindar el apoyo que se necesita frente a las situaciones de riesgo.

Es clave entonces educar y acercar a los estudiantes a este tema…

“Sí, porque como decía se tiende, en esta cultura en la que vivimos, a no hablar de la muerte y menos cuando la muerte es provocada por uno mismo. Por lo tanto, entregarles toda esta información y estas herramientas, hace que ellos puedan observar mejor a algún compañero o pesquisar algún síntoma, en el sentido que hay algunas señales que son indirectas, como el incremento en el consumo de alcohol y drogas, y otras que son directas, como un mensaje de despedida por las redes sociales”.

¿Qué realmente les sucede a las personas que adoptan esta conducta?

“Lo que les sucede a la mayoría de las personas que cometen suicidio, no es querer quitarse la vida, sino desprenderse de ese dolor psicológico que sienten, porque hay una desesperanza interna que ellos no soportan, es decir, se tienen que poner todos los días una careta para enfrentar el día a día y andar entre comillas bien, acorde a la exigencia que les impone la sociedad. Entonces pasa que este dolor psicológico es tan grande y tan abrumador, tan desesperanzador, que el único camino y forma de liberar este cansancio emocional, es dejando de existir, atentando contra la vida misma”.

Pero prevenir es posible…

“Sí. Y es importante hablar de los mitos y realidades que hay sobre esto porque hay muchos estigmas. La típica: no le hables de suicidio porque más va a querer suicidarse. Ése es el mito más popular y es totalmente lo contrario, porque mientras más tú hablas de eso, si le hablas a la persona directamente de eso, se lo puede llegar a cuestionar. Hay esa visión de túnel, donde las personas que quieren suicidarse están, entonces no ven más allá y, de pronto, con sólo una escucha y decirle directamente, se rompe el silencio, es más liberador. En general, pienso que uno debería hablar de la muerte siempre porque es la única certeza que tenemos como seres humanos. Yo no sé qué va a pasar en dos horas más, pero sí sé que en algún momento me voy a morir”.

En este contexto de pandemia, ¿por qué cobra relevancia este tema?

“Es súper importante, porque el encierro y este cambio drástico en nuestras vidas, ha generado que muchas personas tiendan a tener un ánimo más bajo, donde no hay mucha motivación de movilizarse, los cuadros de ansiedad han aumentado significativamente, todo lo que tiene que ver con los trastornos de pánico, de agorafobia, etc. ha ido al alza. Y yendo al tema del suicidio, propiamente tal, está demostrado que alrededor del 90% de las personas que cometen suicidio tienen un problema o una enfermedad de salud mental, es decir, este acto de suicidio, este intento que se llega a concretar se genera porque hay una crisis en estas sicopatologías y, mayormente, sucede en los cuadros depresivos o de trastornos de ánimo en general”.

Y por cuadros de estrés, por ejemplo que es algo que da bastante cuando uno estudia ¿podría generarse un alza de intentos o de conductas suicidas?

“No. el estrés por sí sólo no, porque hay una multifactorialidad que influye en la conducta suicida. Me refiero a una multicausalidad que se interrelaciona y que genera esto. Decía, anteriormente, que el 90% de las personas que cometen suicidio tienen un problema o una enfermedad de salud mental, pero es importante decir que el 10% restante, tiene una respuesta que se relaciona con problemas que tienen que ver más bien con crisis de la vida cotidiana, porque cada etapa de la vida, la niñez, la adolescencia, la adultez y la vejez,  tienen crisis, y hay personas que no lo manejan adecuadamente. Por ejemplo, fallece un ser querido, una persona significativa para mí y puede que yo no lo maneje bien, no lo soporte y mi solución, en conjunto con otras temáticas que talvez arrastre, puede gatillar el suicidio. Hay muchas personas en Chile que necesitan ayuda, pero que no se dejan ayudar o minimizan esa ayuda”.

Algunas cifras

La psicóloga de la Consejería Estudiantil en Salud Mental compartió también algunas cifras respecto al intento de suicidio en Magallanes.

El total de intentos de suicidios en el primer semestre del año 2019, fue de 121 personas; el 2020 de 115 personas y; este año, de 123. En rangos de edad los que llevan la delantera con 46 casos son niños y jóvenes  entre los 10 y los 19 años, a quienes les sigue, con 41 casos, el rango etario entre los 20 y 29 años. Otro dato interesante es el medio por el que se hace el intento suicida, donde en primer lugar está la ingesta de fármacos (43%), seguido por objetos cortantes (11%), el ahorcamiento (7%) y la ingesta de sustancias químicas (3%).

Por último, indicó que hay una diferencia importante de la conducta suicida entre hombres y mujeres. “El hombre puede intentarlo menos veces pero es más concreto, lo lleva a cabo más que la mujer, la mujer no es tan concreta. Sucede que el hombre tiende a no consultar mucho, a no hablar de sus problemas y a no solicitar ayuda, entonces llegan y lo hacen. En cambio la mujer, el género femenino llega a ser hasta un factor protector, aunque no se crea, la mujer busca ayuda, habla con la amiga de lo que le está pasando y se deja ayudar, por lo tanto tiene más posibilidad de sanar”, concluyó.