Vicerrector de Investigación y Postgrado espera que la región esté entre las primeras con seremi de Ciencia y Tecnología

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Con 130 votos a favor, la Cámara de Diputados aprobó el pasado 31 de mayo, el proyecto de ley que crea el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, paso que se dio luego de la votación unánime en la comisión mixta. La iniciativa, tramitada con carácter de suma urgencia por parte del Ejecutivo, deja la normativa en condiciones para ser promulgada como ley, previo control de legalidad por parte del Tribunal Constitucional.

Para el Dr. Andrés Mansilla, vicerrector de Investigación y Postgrado de la Universidad de Magallanes, es una gran noticia que esta norma haya sido aprobada por el Congreso, después de varios años de trabajo en los cuales también participó la red de vicerrectores de Investigación de las universidades, agrupadas tanto en el Consorcio de Universidades del Estado (CUECH) como en el Consejo de Rectores (CRUCH) y la Agrupación de Universidades Regionales (AUR).

“Por fin en Chile va a haber un Ministro que se puede sentar a la mesa a discutir con los demás Ministros y con el Gobierno, sobre las necesidades y lineamientos en ciencia. Éramos de los pocos países sin un Ministerio de Ciencia y Tecnología”, afirmó el representante de los investigadores de la UMAG, al tiempo que llamó la atención respecto de lo que ahora considera más importante: la implementación.

Según el Dr. Mansilla, “tenemos que ser estratégicos en las secretarías regionales que deben instalarse en el corto plazo”, pues considera que la región de Magallanes y Antártica Chilena debería estar contemplada en la primera etapa de 5 regiones, de aquí a 2028. “El mismo Presidente (Piñera) en su Cuenta Pública, ha definido que están los laboratorios astronómicos y también lo antártico y lo subantártico. Esperamos que eso también refuerce la idea de contar con una secretaría regional del Ministerio aquí en Magallanes”, declaró.

Preocupación por propiedad intelectual

El investigador agregó que la aprobación de la ley trajo consigo “una noticia un poco incómoda”, refiriéndose al polémico artículo 9, agregado durante la discusión parlamentaria. Al respecto, los vicerrectores y directores de investigación del CRUCH, emitieron la siguiente declaración.

“En la Cuenta Pública, el Presidente Sebastián Piñera señaló que se pondrá en marcha el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación como fuerte impulso al desarrollo del país, lo que celebramos. Sin embargo, el artículo 9 de la ley, en vez de impulsar, incluye una barrera a la transferencia de la investigación que se realiza en Chile.

El artículo sobre los derechos de propiedad industrial -modificado esta semana en comisión mixta- obliga a los investigadores o instituciones a restituir el 100% de los fondos asignados y una suma adicional equivalente al 5% de los ingresos obtenidos, así como el derecho a uso por parte del Estado a través de una licencia no exclusiva, intransferible, irrevocable y onerosa.

Al respecto, podemos señalar: Primero, el contenido de este nuevo artículo nunca fue discutido ni consultado con las instituciones que realizan la mayor parte de la I+D en el país; por ello, tiene un error manifiesto en la concepción de la investigación: un derecho industrial no es fruto de un solo proyecto, sino que muchas veces es la acumulación de conocimiento a través de múltiples investigaciones y, además, de diversos financiamientos.

Segundo, al establecer el reintegro del financiamiento y la participación en las gananciales de una licencia se desnaturaliza el rol del Estado, el cual es la promoción del bien común en la sociedad, pasando a constituirse en un ente financiero de capital de riesgo.

Tercero y último, el tema del patentamiento excedió la discusión de una estructura ministerial. Urge una nueva ley de transferencia tecnológica que defina la política más adecuada para las necesidades de nuestra sociedad. Como expresa el dicho popular, “en la puerta del horno se quema el pan”, porque este proyecto, que tenía como objetivo fomentar la ciencia, se convierte así, a último minuto, en un desincentivo a la investigación científica.