Ex preso político Baldovino Gómez: “Que te llamen después de 50 años para saber qué necesitas, es reparación”

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Baldovino Gómez Alba en el CADI-UMAG.

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Sus reflexiones fueron parte fundamental de la Jornada de DD.HH. y Salud, organizada por el Gobierno Regional, la Fundación Hernando de Magallanes, las agrupaciones regionales de DD.HH. y la Universidad de Magallanes.

Con esta actividad se cierra una primera etapa de trabajo en torno a las demandas urgentes de salud física y emocional que presentan las personas sobrevivientes de la dictadura militar en la región.

Por: Paula Viano Santana

Fotografías: Mónica Araus Sieber

El “Proyecto de Apoyo y Priorización para la Reparación en Salud Integral de ex Presas y Presos Políticos Sobrevivientes de Prisión Prolongada” es una iniciativa nacida de la solicitud de las agrupaciones regionales de derechos humanos Orlando Letelier y Mujeres Ex Presas Políticas 73-74, que acudieron el año pasado al Gobierno Regional, a solicitar apoyo para sus integrantes. La prioridad recayó en la cobertura de necesidades urgentes de salud integral de 74 usuarios y usuarias que requerían acceder a diferentes prestaciones médicas, como exámenes y cirugías, en el contexto de Reparación de Derechos Humanos en Salud.

Asistieron profesionales y estudiantes de salud.

Para hacerlo realidad, el GORE formó un grupo de apoyo técnico integrado por la Universidad de Magallanes (UMAG), Secretaría Regional Ministerial de Salud Magallanes y Programa de Reparación y Atención en Salud (PRAIS) del Servicio de Salud Magallanes, y encargó su ejecución a la Fundación Hernando de Magallanes, organización compuesta por médicos y otros profesionales de la salud que buscan contribuir a mejorar la calidad de vida de la población, a través de operativos sociales, compra de nuevos equipos, realización de exámenes a bajo costo y desarrollo de investigación en la región.

Al cabo de cinco meses de labores, decidieron cerrar la primera etapa con una Jornada de DD.HH. y Salud, para socializar los principales hitos y experiencias del proceso, así como los criterios de buen trato en la atención de las y los sobrevivientes de este golpe histórico a la democracia chilena.

¿Víctimas o sobrevivientes?

En representación de sus pares, el ex preso político Baldovino Gómez Alba compartió la experiencia vivida en este proyecto, sin dejar de lado en su relato las aberraciones a las que fueron sometidos durante los primeros años de la dictadura chilena. Visiblemente emocionado, subrayó las edades de quienes sufrieron la prisión, en general, personas de menos de 20 años de edad, “cuyo único pecado fue ejercer dirigencias estudiantiles”. Sin embargo, pese a todo el horror, afirmó que no se sienten como víctimas, sino como sobrevivientes.

Consultado por la evaluación del impacto de este proyecto, Gómez fue enfático en afirmar que “es reparación. Que alguien te llame después de 50 años para saber qué necesitas, que digan que te van a ir a sacar el examen a la casa, que te aseguren una hora para que no tengas que esperar, que esta prioridad que hoy día se está pidiendo no suene con un privilegio sino como una urgencia, como un deber del Estado reparar, es reparación”.

El representante de la agrupación Orlando Letelier también celebró como un logro el hecho de que este programa sea único en Chile, y que se haya evacuado “una circular del Subsecretario de Redes Asistenciales el 3 de mayo, diciendo que debiera tener prioridad en la atención de los Servicios de Salud, esta primera generación de víctimas de graves violaciones a los DD.HH. aquí en Magallanes”. Además, valoró el rol de la Universidad y de la fundación, porque “son instituciones que dan garantía. La gente se siente segura. Yo he participado en varias actividades, y hay gente que por primera vez veo en una actividad pública”.

Una atención humanizada

Alejandro Altamirano, presidente de la Fundación Hernando de Magallanes.

Como presidente de la fundación ejecutora, el cirujano digestivo Alejandro Altamirano Mansilla explicó que lograron “encontrar un grupo humano capaz de atender estas necesidades, y atender de manera cálida, cercana, dando confianza y entregando nuevas herramientas para poder resolver las patologías médicas y crónicas que arrastran desde su quiebre biográfico estas personas. Buscamos tener un programa que pueda acercar cada día a más usuarios y usuarias, a este gran grupo de humanización de la medicina”.

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Dra. Cristina Furrianca Llaneza, decana de Salud.

En cuanto a la formación profesional, la decana de la Facultad de Ciencias de la Salud, Dra. Cristina Furrianca Llaneza, reconoció que este trabajo “no ha sido fácil. Nos hemos ido dando cuenta de algunas debilidades profesionales en esto, sobre todo en el trato. Si bien nuestras carreras siempre han tenido esta impronta del cuidado, pasaba que en la práctica se fue un poquito olvidando”. A raíz de ello, en estas jornadas se enfocaron en “cómo debiera ser este cuidado humanizado; cómo debiéramos ser las personas con las personas. Ha sido una experiencia muy enriquecedora para estudiantes, académicos y para nosotros como equipo”, aseveró.

En concordancia con lo anterior, la conferencia magistral fue dictada por la enfermera matrona de la Universidad de los Andes, Dra. Zita Lagos Sánchez, investigadora en temas de calidez y cuidado cálido, quien explicó en detalle las formas de abordar a los y las pacientes con respeto y empatía. El público, en su mayoría, estaba formado por profesionales y estudiantes del ámbito de la salud.

Dra. Zita Lagos, conferencia magistral.

Destacan rol de Enfermería en la atención primaria de salud mental

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La académica de la Facultad de Ciencias de la Salud, Dra. Claudia Eterovic Díaz, recorrió la historia de instalación de los dispositivos de salud mental en los consultorios de Chile, constatando la importancia de mantener la formación universitaria en esta área. Más del 90% de la convocatoria correspondía a personas egresadas de la UMAG.

Por Paula Viano Santana

“Salud mental en la atención primaria: el aporte de Enfermería” es el nombre de la ponencia presentada por la Dra. Claudia Eterovic Díaz, en las III Jornadas de Enfermería en Atención Primaria de Punta Arenas, que se realizaron el pasado 11 de mayo en el auditorio Ernesto Livacic de la Universidad de Magallanes (UMAG). La organización estuvo a cargo de las y los profesionales de Enfermería que trabajan en la red de Atención Primaria de Salud de Punta Arenas, y tenía por finalidad relevar la fuerza del trabajo conjunto de esta profesión, en los Centros de Salud Familiar (CESFAM).

En su presentación, la Dra. en Enfermería y académica de la Facultad de Ciencias de la Salud, expuso sobre la instalación del componente de salud mental en la atención primaria nacional, desde el término de la dictadura militar hasta hoy. Eterovic abordó la evolución de la normativa como política pública en esta área, así como también el desarrollo de la red, “que parte con poquitos dispositivos”, agrega, “por ejemplo, el Centro Comunitario de Salud Mental Familiar (COSAM), el Servicio de Psiquiatría y el Centro Diurno, que son dispositivos de atención para pacientes con patología de salud mental en su fase aguda (severa y súbita) y en su fase crónica”.

Las y los expositores dialogaron también con el público asistente.

La Dra. Eterovic recordó los primeros avances a inicios de la década de los ‘90, que se lograron en el Servicio de Salud Metropolitano Sur de Santiago, con algunos programas referidos al consumo problemático de alcohol y drogas. “Los adolescentes estaban empezando el consumo de alguna droga, y el tema del alcohol siempre ha sido en Chile un tema importante. Y después se sumó el programa de depresión, que también dio buen resultado, y se fue extendiendo al resto del país”, explicó.

Para la académica, lo más relevante era revisar “el rol que han jugado las enfermeras de la Universidad de Magallanes, especialistas en salud mental o que han trabajado en el área, destacando en particular el rol de Magdalena Agüero Caro, que fue quien conformó los primeros equipos profesionales con estas capacidades, tanto en los procesos de formación estudiantil como el trabajo de pacientes, en la implementación de los grupos de autoayuda, o en los programas de salud mental, cuando las enfermeras teníamos un rol más protagónico”.

La nueva etapa

Ese rol preponderante, explica la investigadora, ha ido decayendo en el tiempo, gracias a la incorporación de otros y otras profesionales, principalmente, la dupla psicosocial, de especialistas en psicología y trabajo social. “Ha ido aumentando el equipo, mejorando en términos disciplinares, y hasta se han incorporado en la canasta de medicamentos aquellos que son para el tratamiento de patologías mentales. Esto ha tenido un excelente impacto, porque el consultorio es la primera puerta donde entran los usuarios con problemas de salud, y muchos de los problemas de salud mental son resueltos en la atención primaria”, valoró.

No obstante, la expositora de la UMAG también relevó los comentarios de colegas, según los cuales “en las actividades que realizan las enfermeras, como control de paciente crónico o de niño sano, emergen los temas de salud mental, porque es transversal a las condiciones de las personas, entonces ellas se ven obligadas a intervenir y a contener muchas veces las situaciones en estas otras instancias que pareciera que son de otra índole. Por lo tanto, siguen necesitando formarse en salud mental desde el pregrado hasta cuando puedan”.

La mayoría del público eran profesionales egresadas de la UMAG.

La mayoría de las personas asistentes egresaron de la UMAG, lo cual fue satisfactorio a nivel de vinculación. También expusieron las enfermeras del CESFAM 18 de Septiembre, Mariagne Palma y Bárbara Quintanilla, acerca de “Los primeros pasos de un gran cambio, Estrategia de Cuidado Integral Centrado en las Personas (ECICEP) desde la Enfermería. Y sus colegas Valentina Maldonado y Diego Aguilar junto a la médica María José Gamero, del CESFAM Mateo Bencur, compartieron un “Piloto de orientación para equipos de salud sobre atención para personas con dependencia moderada”.

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Laboratorio de Análisis del Movimiento ayuda a prevenir lesiones y mejorar rendimiento de gimnastas regionales

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Josefa Muñoz Bravo realiza un enganche posterior frente al académico Sergio Cares Barrientos.

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- Académicos del Departamento de Kinesiología estudiaron el control de la postura que tienen las deportistas de AGIPA, a fin de conocer el impacto de esta capacidad tanto en su desempeño deportivo como en sus posibilidades de sufrir lesiones.

- Actualmente, las niñas y jóvenes dedicadas a esta disciplina que participaron de esta investigación, están entrenando con miras al próximo campeonato nacional de gimnasia rítmica.

Por Paula Viano Santana

Asociación de Gimnasia Rítmica de Punta Arenas.

Según una investigación de la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Granada (España), publicada en septiembre de 2016 en la Revista Andaluza de Medicina del Deporte, las lesiones más frecuentes en gimnasia artística de competición en categoría infantil son las contracturas musculares (48%), esguinces (20%), tendinopatías (16%) y roturas o microrroturas fibrilares (6%). Respecto a los mecanismos que las provocan, destacan la sobrecarga (44%) y el mal apoyo (30%).

Josefa Muñoz Bravo tiene 11 años, y lleva 5 entrenando con la Asociación de Gimnasia Rítmica de Punta Arenas (AGIPA). Cuenta que se lesionó el pie el año pasado, por lo que estuvo dos meses con bota ortopédica, y sin entrenar. Fue una situación preocupante para ella, pues quiere mantener y mejorar su desempeño, con un primer lugar en el último campeonato nacional en su categoría, y el segundo en all around. “Es exigente este deporte, porque igual es agotador”, dice Josefa. “Yo entreno 4 horas al día, y a veces no me queda tiempo, por ejemplo, para estudiar o para juntarme con mis amigas”.

Josefa es parte de un estudio a cargo de los docentes de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Magallanes (UMAG), Sergio Cares Barrientos y Felipe Retamal Matus, realizado con 19 deportistas que conforman AGIPA. Los académicos del Departamento de Kinesiología aprovecharon la implementación tecnológica del Laboratorio de Análisis del Movimiento, en el Centro Asistencial Docente e Investigación (CADI-UMAG), y continuaron un trabajo realizado por Cares en dicha asociación, cuando las asistió para prevenir lesiones.

Josefa obtuvo el primer lugar en su categoría en el torneo nacional 2022.

“Anteriormente a mi llegada (a AGIPA), había una alta incidencia lesional, principalmente, de miembro inferior -tobillo, rodilla y cadera- incluso de columna. Hacíamos trabajos preventivos de 15, 20 minutos, previo a cada entrenamiento, dos veces por semana, y logramos disminuir harto la incidencia lesional. Sin embargo, esto nunca fue evaluado objetivamente”, explicó el especialista en Kinesiología Deportiva. La oportunidad de contar con un posturógrafo -plataforma que registra el desplazamiento de las presiones del cuerpo y la proyección vertical de su centro de gravedad- atrajo la atención del club y las deportistas, y se sumaron al desafío para conocer sus niveles de control postural.

Postura, movimiento y lesiones

El control postural, explica Cares, es la capacidad que tiene tanto el sistema nervioso central como el sistema muscular, para mantener la posición estática del cuerpo, mientras estamos desarrollando algún movimiento. Se divide en dos variables referidas al centro de presión: área de desplazamiento y velocidad desarrollada en la posición.

Cares y Retamal dividieron el grupo entre nueve novatas (menos de 4 años de entrenamiento) y diez expertas (más de 4 años), para hacer comparaciones, y se concentraron en tres gestos deportivos propios de la disciplina: enganche posterior, spagat lateral y penché posterior. “Hacían el gesto sobre la plataforma; esperábamos de 3 a 5 segundos a que mantengan la posición (porque eso es lo que los jueces puntúan como buena técnica), y el posturógrafo envía la información a un computador. Después vemos las variables de velocidad y área, o sea, cuánto y cómo se movieron en ese tiempo”, detalló Cares.

Computador recoge los datos enviados por el posturógrafo.

El académico, Magíster en Medicina y Ciencias del Deporte, agregó que el equipo también  muestra hacia dónde hubo más movimiento, aspecto que es determinante en la prevención de lesiones. “A las entrenadoras les informaremos cuál es el gesto que tuvo más dificultades de mantener el control postural. Saber qué gesto técnico es el que tiene mayores dificultades -es decir, que puede llevar a tener mayor cantidad de lesiones- permite controlar esa variable, e ir disminuyendo un factor de riesgo de lesión”, valoró.

Un aporte a la medicina deportiva

Sergio Cares lleva 15 años haciendo clases en la UMAG, e investiga con su colega Felipe Retamal, quien es Magíster en Educación mención Currículo, especializado en Neurokinesiología. Ambos trabajaron con la asesoría del Doctor en Ciencias de la Actividad Física y Deporte, Rodrigo Guzmán Venegas, quien hizo la revisión final del artículo, y los está ayudando a elegir la revista indexada a la cual enviarlo. “Es un plus importante para la UMAG”, afirma Sergio, “porque hay poco marco teórico a nivel mundial, y poca experiencia al respecto, entonces, los resultados de nuestro estudio sirven no solamente para la región, sino también a nivel patagónico, nacional y sudamericano”.

Campeonato Nacional de Gimnasia Rítmica, nov. 2022.

En este trabajo, las expertas tuvieron un mejor control del gesto deportivo, lo que quiere decir que la experiencia permite desarrollarse de mejor manera en la variable del control postural, y que las hipótesis de los investigadores eran las correctas. Para las gimnastas y el cuerpo técnico de AGIPA, destacadas a nivel nacional e internacional con los primeros lugares, es valioso poder mejorar objetivamente su rendimiento. Josefa es una de ellas, y sigue entrenando 13 horas semanales porque quiere superar la prueba del próximo 27 de agosto en Temuco, ciudad donde se seleccionará a las participantes del campeonato nacional 2023.

Investigadora Florencia Herrera relevó importancia de derechos sexuales y reproductivos de personas con discapacidad

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La Dra. Florencia Herrera presentó su proyecto ante estudiantes de Terapia Ocupacional en el CADI-UMAG.

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- La especialista es referente a nivel nacional en la materia, y viajó hasta Punta Arenas para conocer experiencias de apoyo al ejercicio de los roles maparentales de este grupo humano que sufre discriminación social.

- Sus lazos con el Departamento de Terapia Ocupacional en la UMAG, le permitieron compartir los resultados de sus investigaciones con estudiantes de la carrera, y realizar entrevistas en Magallanes para complementar sus estudios.

Por Paula Viano Santana

Fotografías: Mónica Araus Sieber

La Dra. en Antropología Social y Cultural, Florencia Herrera, está en plena ejecución del proyecto Fondecyt Regular “Procesos reproductivos y experiencias parentales de personas con discapacidad en Chile: discriminación, adaptación y resistencia” (1210575), del cual es investigadora responsable. La académica de la Universidad Diego Portales (UDP) y directora del centro interdisciplinario Núcleo Milenio Discapacidad y Ciudadanía (DISCA), viajó a Punta Arenas para conocer experiencias locales, e incorporar nuevos casos en su estudio gracias a su vínculo con el Departamento de Terapia Ocupacional de la Universidad de Magallanes (UMAG).

El cuerpo docente de dicho departamento organizó una charla magistral para las y los estudiantes de Terapia Ocupacional. En ella, la investigadora compartió resultados preliminares de su proyecto, y citó ejemplos como el de la escolar que corrigió a su profesora. “Son niños que están educando a sus entornos, a sus compañeros de curso también”, afirmó, lo cual es un aporte en una sociedad que, según explica, “en general, entiende la discapacidad sólo como limitación”.

Esta perspectiva se funda en la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, según la cual todas las personas en dicha situación tienen el derecho a decidir, libre y responsablemente, el número de hijos que quieren tener, y a acceder a información sobre reproducción y planificación familiar. Sin embargo, Florencia informa que hay evidencias recogidas en las más de 50 entrevistas realizadas a personas con y sin hijos en distintos lugares de Chile, que dicen lo contrario.

La investigación que Florencia compartió es cualitativa; abarca múltiples métodos; tiene enfoque participativo, y enfatiza elementos como la inclusión, la emancipación y la resistencia. Su objetivo es estudiar cómo los significados asociados a la discapacidad, el género y la maparentalidad, impactan los procesos reproductivos y las experiencias parentales de personas en situación de discapacidad, muchas veces, en forma negativa, a través de la invisibilización y hasta la violencia.

La convocatoria estudiantil fue tan alto como el interés que generó la presentación de Florencia.

Discriminación en recintos de salud

En una sala repleta de estudiantes, la académica con discapacidad visual analizó “cómo la maternidad y la paternidad le es negada a las personas con discapacidad, con argumentos como ‘tú no vas a ser capaz de cuidar o de criar a tus hijos’, o eugenésicos como ‘tú no deberías tener hijos porque pueden tener discapacidad’. Vimos también las experiencias que tienen al criar, con mucha vigilancia y sospecha de su entorno, especialmente las mujeres y particularmente por parte del Estado, donde la figura de la Asistente Social genera mucho miedo y poco apoyo”, relató.

Ante esta realidad, consultamos cómo aprender a respetar los derechos sexuales y reproductivos de las personas en situación de discapacidad. Y la respuesta surge desde la simple comparación. “A las personas, en general, no se les cuestiona su deseo. De cualquier mujer se espera que tenga un hijo. De hecho, hay harta presión social para eso, y a pesar de que ahora muchas de las mujeres jóvenes no quieren tener, igual tienen a la abuelita encima diciendo ‘y cuándo vas a ser mamá; yo quiero un nieto’”, ejemplifica la Dra. Herrera.

A la luz de sus investigaciones, afirma que “somos sociedades pronatalistas. Se espera que nos reproduzcamos, y adoramos a los bebés. Pero tenemos a este grupo en particular al que le decimos ‘no, no, no, ustedes no. Ustedes son declarados per se como no aptos’. De alguna manera, en ese sentido, como ciudadanos de segunda clase”. Y remata constatando que “la capacidad para criar no se la miden a nadie. No es que tengamos que hacer unas evaluaciones y unos tests para adquirir nuestro certificado de buena madre, entonces ¿por qué estamos asumiendo que este grupo de personas con discapacidad no va a poder?”. Como ejemplo de lo anterior, Herrera citó a la Red de Protección en Derechos e Inclusión Social (REPRODIS), organización comunitaria de Punta Arenas dedicada, precisamente, a colaborar con la autonomía.

Docentes del Depto. de Terapia Ocupacional de la UMAG con la Dra. Herrera.

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Agentes de cambio

La profesora asociada de Terapia Ocupacional, Mg. Daniela Mandiola Godoy, cuenta que han creado varias alianzas con distintas organizaciones que investigan y apoyan a las personas con discapacidad. En particular, con REPRODIS, realizan “acompañamiento, enfrentando distintas barreras sociales, principalmente, actitudinales y aptitudinales, de distintos profesionales de la salud, y también de las ciencias sociales, porque han llevado muchas veces a vulneraciones de derechos de las mujeres con discapacidad”, detalla. Con el Núcleo DISCAP están intercambiando ideas, para avanzar en en esta área.

Esta tarea también tiene un objetivo formador. “Queremos que las prácticas de violencia y de vulneración que ocurren en entornos de salud, se visibilicen, se dejen de naturalizar, y que nuestros estudiantes puedan ser agentes de cambio en los distintos espacios donde se desenvuelvan como profesionales”, aseguró.

Red de investigadores propone implementar política de prevención del cáncer hereditario en Chile

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La Dra. Espinosa actuó de anfitriona de la red que se reunió en el CADI-UMAG.

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- El informe se presentará ante el Ministerio de Salud, según se conversó en una actividad organizada, junto a otras universidades, por el CADI-UMAG y el Grupo Chileno de Cáncer Hereditario, que contó con exposiciones de especialistas de Chile, Brasil, Perú y España.

- La posibilidad de acceder a un test y a una consejería genética, y el desarrollo de investigación en red, podrían reducir los fallecimientos por tumores familiares, y ahorrar recursos públicos destinados a cubrir estas enfermedades.

Texto: Paula Viano Santana

Fotografía: Mónica Araus Sieber

Según Estadísticas Vitales 2019 del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el cáncer es la primera causa de muerte en Chile. Los especialistas agregan que, aproximadamente, el 20% de ellos podría ser hereditario. El dato es más que relevante, pues la genética – ciencia que estudia la forma en que los cambios en la secuencia de ADN permiten que ciertas cualidades o rasgos de padres y madres se hereden a sus descendencias – tiene mucho que aportar. Gracias a ella, existe la posibilidad de realizar un tipo de prueba médica que identifica cambios en los genes, cromosomas o proteínas, a fin de detectar una posible afección hereditaria, o bien determinar la probabilidad de que una persona desarrolle o transmita un trastorno genético.

La reunión internacional generó interés entre profesionales y técnic@s de la salud.

“Y obviamente, cuando tú conoces eso, en familias que tienen 8, 9 ó 10 fallecimientos por cáncer, logras entender cómo los genes que están alterados, aumentan su riesgo a padecer la enfermedad, y puedes intervenir y prevenir, y la prevención hasta hoy es la mejor medicina”, afirma el Dr. en Biología Molecular, Roberto Ramires Fernández, investigador de la Universidad Mayor e integrante del Grupo Chileno de Cáncer Hereditario (GCCH).

Esta agrupación, integrada por profesionales de diversas disciplinas de la salud de todo el país, tiene como principal misión combatir el cáncer; investigar sus causas genéticas; determinar las mutaciones en los genes que predisponen a las personas a desarrollar tumores a temprana edad, y fomentar la consejería genética y diagnóstico molecular en el sector público. La Dra. en Ciencias Biológicas, Yolanda Espinosa Parrilla, quien dirige el Laboratorio de Genómica Evolutiva y Médica en Magallanes (GEMMa) del Centro Asistencial Docente e Investigación de la Universidad de Magallanes (CADI-UMAG), integra esta orgánica, y fue anfitriona de la última reunión internacional que tuvieron en Punta Arenas, donde expuso con el Dr. Ramires y sus colegas Sonia Margarit de la Universidad del Desarrollo, Edenir Palmero de Brasil, Yásser Sullcahuaman de Perú, Conxi Lazaro y Sara González de España, y Mev Dominguez de Noruega.

Política de prevención desde las regiones

El rector José Maripani Maripani saludó al público asistente.

La actividad, denominada “Fortalecimiento de la consejería genética y diagnóstico molecular de tumores familiares en América Latina”, se realizó gracias a un proyecto de vinculación con el extranjero de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), y fue organizada con el CADI-UMAG, el GCCH y las Universidades de Chile, de Atacama, del Desarrollo y Mayor. Según informó la Dra. Espinosa, “esta jornada está muy relacionada con la conformación de un grupo de investigación a nivel nacional, latinoamericano y ojalá mundial, así como también con el avance en la implementación de un postgrado en consejería genética”.

Todo lo anterior contribuye con un objetivo superior, cual es incidir en la política pública para evitar o detectar tempranamente esta enfermedad. Según Ramires, “un test genético tiene un costo aproximado de $300 mil, mientras que el tratamiento de un cáncer llega a los 18 ó 20 millones. Entonces, no hablamos sólo de prevenir un sufrimiento personal, sino también de un ahorro que sería tremendo para el Gobierno, porque son patologías que están cubiertas por el Estado, y ese ahorro en salud podrían invertirlo, justamente, en prevención”.

Para dicha finalidad, la reunión sostenida en Punta Arenas es vital. “Los invitados que trajimos de España, Brasil, Noruega, Perú, lograron sistematizar en sus países ese circuito del paciente con el asesoramiento genético, el diagnóstico molecular y un seguimiento. Y llegaron al Ministerio de Sanidad, e implementaron el protocolo en el sistema público. Por lo tanto, es muy importante tener esa discusión en Chile, y que Punta Arenas sea este lugar del puntapié inicial”, agregó Ramires.

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El Dr. Ricardo Ramírez es uno de los principales impulsores de esta política de prevención.

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Según informaron, los consensos y recomendaciones del encuentro serán parte de un informe que se hará llegar al Ministerio de Salud chileno. En él se propondrá aplicar una política de prevención partiendo por las regiones, donde los avances científicos globales pueden tener un  mayor impacto local. El oncólogo molecular afirmó que “la región de Magallanes tiene una población bastante delimitada, genéticamente distinta a la demás, y existe la posibilidad de que eso se implemente en los próximos años, no sólo para quienes tienen recursos, sino para cualquier persona que lo necesite”.

Genética magallánica

La Dra. Yolanda Espinosa dirige el laboratorio GEMMa en el CADI-UMAG.

La académica de la UMAG explica que “el asesoramiento genético viene, tradicionalmente, del campo de la pediatría y de los diagnósticos prenatales. Pero hoy en día, con los avances que tenemos en las técnicas de secuenciación masiva y, sobre todo, con el abordaje de poblaciones que no ha sido estudiadas desde el punto de vista genético – como las de Latinoamérica – el campo del cáncer es perfecto, porque hay una mezcla de factores ambientales, de variantes somáticas y heredadas, que son las que estamos testeando”.

Una de las certezas que comparte esta red de investigación, es que la genética no es absolutamente determinante, pues los hábitos de vida modulan la alteración celular. Consultada por la realidad magallánica, la investigadora responde que “con la Estrategia Nacional del Cáncer se están sacando estadísticas y números para tener más clara la diferencia a nivel de regiones y además, independientemente del cáncer hereditario, también se va a ver cómo ha sido el impacto de la pandemia en esta patología en general”, dice.

Pero lo más complejo será analizar las mutaciones que generan la enfermedad. “La tasa mutacional del genoma es alta; aproximadamente, 4 millones de mutaciones diferentes entre nosotros”, explica. Por lo tanto, para saber lo que pasa en Magallanes a nivel genético, hay que estudiar a las familias; seguir los casos; realizar árboles genealógicos, por ejemplo, con el cáncer de mama, que es hereditario en el 10% de los casos. “Lo que habría que hacer a nivel de políticas públicas a lo mejor es hacer screening de todas las mujeres, en el momento en que aparece el cáncer, para evitar o prevenir a las familiares”, respondió.

La medicina de precisión tiene una serie de ventajas, como la posibilidad de mostrar la predisposición a padecer cáncer.

Un estudio genético, con consejería incluida, no sólo permite bajar los niveles de angustia en las familias, sino también realizar exámenes preventivos más seguidos; incluso, enfrentar la eventual patología con farmacología, de un modo mucho menos invasivo que una quimio o radioterapia. “Tenemos las herramientas para hacer Medicina de precisión”, declara la investigadora del CADI-UMAG, “pero lo importante es que lleguen a todo el mundo; que lleguen a la salud pública”.

Mayor información del Grupo Chileno de Cáncer Hereditario en el Instagram @gcchchile.