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Investigación – Docencia – Vinculación con el Medio

19 de mayo del 2016

Científicos hallan restos de ave gigante de 50 millones de años en la Antártica

Los restos encontrados corresponden al pelagornítido, animal cuya envergadura con sus alas extendidas supera los 6,40 metros.

Paleontólogos argentinos identificaron restos de un ave gigante que vivió hace 50 millones de años en la Antártida, cuya envergadura es la mayor de la que se tenga registro, revelaron el miércoles investigadores en Argentina.

Los restos, hallados en cercanías de la base argentina Marambio en la  Antártida en 2014, fueron identificados por el equipo de paleontólogos del Museo de Ciencias Naturales de La Pampa (centro-sur).

“Desde hace casi tres años empezaron a aparecer restos de lo que creíamos  que podía ser esta ave, y luego encontramos un hueso que confirmó que se  trataba de unpelagornítido cuya envergadura, con alas extendidas, supera los 6,40 metros“, dijo a la AFP Carolina Acosta Hospitaleche, investigadora en este  proyecto.

El paleontólogo Marcos Cenizo, director del Museo pampeano, reafirmó que se trata del ejemplar más grande encontrado hasta ahora, en declaraciones a la  Agencia de Ciencia, Tecnología y Sociedad de la Universidad Nacional de La  Matanza, que dio el anuncio en Argentina.

“La longitud del húmero de este ejemplar antártico es algo mayor que la del Pelagornis sandersi, que era el ave con mayor envergadura alar de la que se  tuviera registro hasta el momento y que había sido dada a conocer el año pasado  por investigadores norteamericanos” dijo Cenizo, uno de los autores del estudio  publicado en la revista científica Journal of Paleontology.

Estas aves pertenecen al grupo de los pelagornítidos, aves gigantescas que llegaban a superar los dos metros de altura y convivían con pingüinos en esa región austral y desde allí se distribuyeron a otras partes del mundo.

Acosta Hospitaleche, que trabaja en la División Paleontología de  Vertebrados del Museo de La Plata, apuntó que a principio de este año, en otra  expedición a la Antártida encontraron restos de mandíbula, lo que permitirá  conocer más de estas aves.

Según Cenizo, “la forma de sus alas les permitía planear y atravesar  grandes distancias sobre los océanos”.

Livianos como cometas

Los pelagornítidos “tenían huesos muy livianos y tomaban altura  aprovechando las corrientes de aire, casi como si fueran un barrilete” (cometa,  papalote), dice Cenizo, uno de los autores del estudio publicado en la revista científica Journal of Paleontology.

Según los especialistas en la Antártida convivían dos grupos de pelagornítidos, unos de hasta 5 metros de envergadura y otros, gigantes, que superaban los siete.

Los científicos sospechan que la razón por la que estas aves desarrollaron tal tamaño hay que buscarla en el calentamiento de los océanos.

“Hay evidencias de que hace 50 millones de años se inició un período de calentamiento de la temperatura de los océanos, el cual provocó seguramente una  gran productividad biológica de los mares antárticos y permitió que los pelagornítidos y los pingüinos tuvieran alimento suficiente para poder desarrollar tamaños tan gigantescos”.

Se cree que el gran número de ejemplares que existían, permitió que “se agruparan en colonias en zonas alejadas de los depredadores, como en pequeñas  islas o islotes, de forma similar a lo que acostumbran actualmente los albatros  y otras grandes aves marinas”.

Como aún no existían las focas ni los lobos marinos, tampoco debían  competir por el alimento.

“No tenemos su esqueleto completo para poder ser precisos, pero el  pelagornítido más grande conocido anteriormente medía 6,40 metros con sus alas  abiertas con un cálculo conservador, en tanto que el ejemplar que estudiamos  nosotros tiene el húmero un poco más grande y éste es un hueso bastante  confiable para determinar el tamaño alar en las aves”, dijo el paleontólogo.

Pese a su enorme tamaño los restos hallados en la Antártida corresponden a  un ejemplar de peso liviano.

Fuente: La Tercera

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