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Parque Etnobotánico Omora – Universidad de Magallanes

07 de Diciembre del 2021

Los líquenes experimentan una sensible reacción ante la contaminación ambiental

Los líquenes de la zona subantártica guardan mucha información sobre la evolución del clima y hasta el presente reaccionan de manera muy sensible ante la contaminación ambiental, transformándose en un efecto negativo por todo lo que el ser humano haga con el ambiente.

Así lo explica el doctor en botánica, Christian Printzen, del Departamento de Botánica y Evolución Molecular del Senckenberg Research Institute, de Frankfurt, Alemania, quien llegó recientemente a la Región de Magallanes y Antártica Chilena para trabajar durante tres meses en el Parque Omora e interactuar con investigadores del Programa de Conservación Biocultural Subantártica establecido en Puerto Williams.

Printzen precisa que siempre es grato regresar a isla Navarino y a la región en general donde ya ha estado otras cinco veces, porque ésta zona subantártica tiene una gran cantidad de bosques prístinos que contrastan con su realidad en Europa donde hay más de diez mil años de historia donde el hombre ha intervenido y dañado el ecosistema. “Es muy emocionante visitar una región como está, escasamente poblada. Hay gente viviendo en isla Navarino, pero hay paisajes por sobre la línea de vegetación (en la altitud de los Andes), los cuales están libres de contaminación ambiental y otros factores que son un gran problema en Europa. Más bien dicho en general en el hemisferio norte”.

El doctor en botánica y especialista en el estudio de los líquenes, dice que “ellos reaccionan de una forma muy sensible, particularmente a la contaminación ambiental como asimismo a los cambios del uso de la tierra, es decir todo lo que el humano hace con el ambiente, afecta negativamente a los líquenes”.

Para él estudiar la diversidad de líquenes en isla Navarino, es poder obtener una información base sobre la diversidad de líquenes en general.  Eso le interesa mucho.

Recuerda que en sus inicios como botánico de campo recolectó mucha información en terreno sobre las especies y su distribución, pero aún hay que avanzar mucho. “Incluso en las áreas más exploradas del mundo, no conocemos siquiera la mitad de información sobre las especies de líquenes que se encuentran ahí.  Mientras más remota el área, por ejemplo aquí en Sudamérica, lejos de los centros poblados, menor es el conocimiento que se tiene. Espero salir a terreno y encontrar muchas más especies que las que actualmente tenemos en nuestra lista, incluso espero encontrar especies que hasta el día de hoy no han sido descritas por la ciencia. Y por supuesto encontrarme con el equipo de la Fundación Omora y con la Universidad de Magallanes y discutir proyectos a futuro.

Importancia de la diversidad de ecosistemas

Consultado por qué es importante investigar en la Reserva de la Biosfera Cabo de Hornos y si es posible que halle otra variedad de líquenes, el doctor Christian Printzen dice que no está seguro de poder encontrar otro lugar con las mismas características que la Región de Magallanes o la provincia Antártica donde está isla Navarino, particularmente al comparar con el hemisferio norte.

Recalca que la baja densidad poblacional y la elevación que va desde el nivel del mar hasta la altura marcada por la cordillera de Los Andes, marcan la diferencia.

“Hay una gran diversidad  de ecosistemas. Cada lugar en el planeta es especial cuando miras los organismos que allí habitan.  Tienen una distribución específica, los organismos no se distribuyen igualmente en todos lados, a excepción de los humanos.  La parte sur de Sudamérica es muy especial porque tiene elementos de distribución que son endémicos y luego tienes elementos botánicos que son compartidos con la Antártica, quizás líquenes y biófilos. Es lo que llamamos el elemento antártico.  Pero también tienen un elemento del norte, que aparentemente se las arregló para moverse en el sur de Sudamérica en la última glaciación. Es esta mezcla botánica la que hace de esta región algo tan interesante y rico”, sostiene el botánico alemán.

Si bien los líquenes no tienen una gran relevancia económica y en el hemisferio norte son necesarios para alimentar a los renos, Printzen afirma que esta especie vegetal les da importante información acerca del estado del medio ambiente, porque reaccionan de manera muy sensible a la contaminación ambiental y a otras perturbaciones detonadas por el ser humano.

“Los liquenólogos pueden recorrer un terreno y decirte inmediatamente si éste ha sido afectado, por polución, por manejo forestal, por altas concentraciones de nitrógeno.  Los líquenes pueden ser usados para medir impacto de minerales pesados, contaminación, radioactividad”, agrega.

Por ello realza la importancia de proteger esta especie y otras como los musgos, los biófilos y destaca que muchas de las islas que se despliegan en la región austral o desde punta arenas a isla Navarino están deshabitadas y esas son condiciones ideales para conservar la naturaleza, en un estado de pureza. Además, los fuertes vientos de la región protegen de polución ambiental esta zona, lo que es vital para no perturbar o quebrantar la comunidad de líquenes.

En cuanto a si existe una gran diferencia entre los líquenes que están en la región subantártica y en el continente antártico, explica Christian Printzen: “La mayor diferencia es que en el continente antártico no existe madera natural, por tanto, cuando deseamos comparar las regiones debes ir al alto andino y es ahí donde puedes observar muchas especies que también encuentras en la Antártica. Pero en Sudamérica encontramos especies que no han sido recolectadas en la Antártica aún.  Por lo que la flora de líquenes es probablemente más rica aquí que en la Antártica. Asimismo, encuentras líquenes antárticos que no están presentes en Sudamérica. Se trata de especies endémicas que no han logrado cruzar el paso de Drake”.


Christian Printzen, especialista en líquenes, analiza pequeñas especies en el bosque del Parque Omora en Puerto Williams.

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